Esta hermosa película documental nos sumerge en los canales siempre fluyentes del recuerdo y pone en cuestión temas tan actuales como el rol de la fotografía, el cine o los diarios personales como medios fundamentales para la construcción de la memoria.
Olvido y recuerdo son los dos pilares del film donde se busca afanosamente que el segundo venza al primero para recuperar algo que si no estaría para siempre perdido. En un recorrido intimista que va uniendo retazos de imágenes del pasado que son resignificadas de manera permanente, el director, guionista, y también protagonista, Andrés Habegger nos emociona con pequeñas escenas de una sentida vivacidad. Colabora en esta construcción tan íntima la cámara minimalista y sensible de Melina Terribili, que penetra en la esencia de las situaciones.
Un diario escrito a los nueve años y algunas pocas fotografías llevan al realizador del film a iniciar una travesía de búsqueda de su padre militante desaparecido en 1978, a quien nunca volvió a ver. Fundamentalmente apoyada en diálogos con su propia madre donde se cuestionan temas tan importantes como el compromiso militante frente a la responsabilidad para con los hijos, la película no nos habla tanto de una época como de los sentimientos profundos de los protagonistas, sus dudas, sus miedos, sus decisiones.
El recorrido no es solo mental sino también físico, Habegger se desplaza a los diferentes lugares donde estuvo su padre, México, Brasil, provincias de Argentina, intentando encontrar ese momento intangible donde el olvido se convierte en recuerdo, y a su vez tratando de comprender su propia historia, reconociéndose y reconstruyéndose él mismo. Con la lógica del viaje iniciático, la película lleva a su director a explicarse a sí mismo y su pasión por el cine.
En suma, una película que si bien nos cuenta una historia personal, nos lleva a plantearnos temas que nos atañen a todos, y nos permite reflexionar ý cuestionarnos.