El nuevo film del libanés Ziad Doueiri (“The attack”, “West Beirut”), “El insulto” (L’ insulte), nominado al Oscar como mejor película de habla no inglesa, y premiado en esa categoría en varios festivales, es un potente e inquietante film, cargado de fuerza y emoción, que permite reflexionar sobre el significado de las palabras, el orgullo y las convicciones.
Para entender el entorno social que relata con realismo y crudeza el film, nos trasladamos a Beirut, en donde Yasser Abdallah Salameh (Kamel El Basha), un palestino refugiado que trabaja como capataz de obra, decide reparar una cañería externa de la casa de Tony Hanna (Adel Karam), un libanés católico y militante, que al percibir esto, reacciona de mala manera. A unas palabras ofensivas, le siguen miradas cargadas de bronca. Días más tarde, estos mismos personajes vuelven a cruzarse, y en el marco de una discusión, un insulto: único, ofensivo, que los llevará a Yasser y Tony a la justicia en el marco de un proceso que desatará una gran polémica social, manifestaciones, bandos étnicos encontrados, y personajes secundarios que también se enfrentan en pos de defender aquello en lo que creen.
Los que relata con inteligencia el guión de Doueiri y Joelle Touma, nos permiten seguir con detallismo e inquietud, la sucesión de hechos que le acontecen a los personajes desde la primer escena en la que se cruzan, y durante todo el filme. A su vez, se nos revelará, con emoción, pero lejos de recursos lacrimógenos, el pasado de Yasser y Tony, lo que nos permitirá saber de dónde vienen, y, sobre todo, que es lo que piensan y porque lo sostienen.
Recurriendo a la crudeza de los hechos históricos, la película se desarrolla casi en su totalidad durante un juicio en donde, la pruebas para justificar “el insulto” nos develarán ideas, cuestiones de honor, y el respeto de la identidad.
Los trabajos actorales de Kamel El Basha y Tony Hanna son de una potencia abismal. Ambos, en personajes totalmente diferentes, logran transmitir con convicción no solo dos roles, sino dos historias, igual de fuertes y comprometidas.
“El insulto” es uno de esos filmes llenos de aristas por recorrer, con una producción de gran calidad, y sobre todo, con una historia contundente y valiosa muy bien contada.