No es fácil, el público infanto-juvenil. ¿Cómo llegar a personas que no son ni chicos ni adolescentes? Se corre el riesgo de insultar su inteligencia o de ser demasiado exigente y complejo. Pero hay muchos artistas que saben alcanzar ese equilibrio, como el escritor Pablo De Santis. Entre sus libros con esta temática se destaca El Inventor de Juegos, que desde su publicación en 2003 hizo furor no sólo entre los no-tan-niños sino en lectores de todas las edades. Tal es así, que ya tiene adaptación cinematográfica y en clave de co-producción.
El pequeño Iván Drago (David Mazouz) parece no encontrar su pasión, hasta que da con un concurso para crear juegos de mesa. Tras ir avanzando en el certamen con cada juego creado, obtiene el primer premio. Todo marcha perfecto, hasta que la vida le da un cachetazo: sus padres desaparecen durante un viaje en globo y es llevado a un orfanato. Pero en ese contexto de tristeza y soledad hará dos descubrimientos cruciales: por un lado, que es parte de una dinastía de inventores de juegos; por otro, que la clave para encontrar a su familia está relacionada con un oscuro y temido individuo.
Juan Pablo Buscarini venía de dirigir El Ratón Pérez y El Arca, y queda clara su muñeca para contar historias destinadas a los chicos de 8 años en adelante. Se nota en la caracterización de los personajes, en el ritmo -ágil sin ser apabullante- y en la creación de mundos que se parecen al nuestro pero no lo son. En este caso, el realizador y su equipo técnico supieron sacarle provecho a la Ciudad de los Niños, de Buenos Aires, para darle forma a Zyl, la tierra de los juegos de mesa. También potenció los guiños a obras cinematográficas (para empezar, el nombre Iván Drago remite al boxeador ruso inmortalizado por Dulph Lundgren en Rocky IV) y literarias (la estructura digna de Charles Dickens; el cuento La Caída de la Casa Usher, de Edgar Allan Poe, y más), que ya estaban en el texto de De Santis.
Otro punto fuerte es el elenco. David Mazouz, quien hará de un muy joven Bruce Wayne en la serie Gotham, se carga el film al hombro; sabe transmitir vulnerabilidad y fuerza, y resulta imposible no acompañarlo en su viaje. Lo acompaña un interesante plantel de secundarios, donde se destacan Tom Cavanagh -también lo veremos en una serie superheróica televisiva: The Flash-, Edward Asner -entre otras cosas, le puso la voz al anciano protagonista de Up, una Aventura de Altura- y, sobre todo, Joseph Fiennes. El actor que se destacó en Shakespeare Apasionado compone a Morodian, una suerte de Willy Wonka menos amigable… del que no conviene contar mucho más, aunque se trata de uno de los personajes más pintorescos que le tocó encarnar en una carrera no demasiado fascinante. Por el lado de Argentina, pese a pocas escenas, logran destacarse Alejandro Awada y Vando Villamil, un veterano de esta clase de co-producciones.
No será Harry Potter, no será Pixar, pero unas correctas gotas de imaginación y aventura, más algunos giros argumentales, hacen de El Inventor de Juegos una buena opción para que los niños vayan al cine y se sientan adentro de un juego, si no memorable, al menos entretenido.