De joven, Diana Bellessi quería viajar. Cuando pocas mujeres andaban solas por la ruta, ella recorrió a dedo el contienente. Una poeta buscando las tierras prometidas por los libros de la infancia. Con el tiempo, descubrió que ir a un sitio muy cercano podía ser una aventura tan intensa como la de aquellos viajes. El jardín secreto acompaña a la poeta en el recorrido que hace cada fin de año, desde Buenos Aires hasta una isla del Paraná. Ahí, rodeada por la naturaleza del delta -en ese lugar donde el jardín de la casa se confunde con el monte- es el lugar donde escribe. "También la escritura es un vértigo -dice mientras, a baldazos, quita el barro que dejó la crecida-. Pero lo hermoso es tener el vértigo y el retorno. La escritura me empujó lejos y afuera, y me trajo de vuelta”.