El círculo se cerró
Finalmente llega a su fin una historia que venía cansando a más de uno, pero que los que nos hicimos adeptos logramos quedar cautivados con una trama que se abrió en ramificaciones y secuelas que no hacían más que seguir manchando de hemoglobina una pantalla que ahora encima se prestó al formato 3D.
Saw 7, o Saw 3D, se sigue inscribiendo en el género de thriller o policial ya alejado de aquel 'horror' que fue ver esa genialidad de la primera parte. Y de ésta se vale mucho esta última secuela, pero no vamos a contar nada.
Lo cierto es que muchos se quejaron de la vuelta de tuerca final, que era muy predecible, pero la verdad que resulta curioso como la mayoría de los que dicen eso son los sinvida que se la pasan ideando finales para sus ídolos en pseudo-foros. Una vez dicho esto, queda aceptar que si bien se podía imaginar que las cosas sucederían así, resultó gratificante que ese "círculo" al que hacían referencia en Saw 6 se haya cerrado tan perfectamente, sin dejar ningún cabo suelto.
Ahora, no vamos a tocar la cuestión ética que muchos huecos aluden, ya que sabemos de lo que estamos hablando y sabemos a qué estamos entrando cuando compramos la entrada para un film de horror y sangre agranel como lo es la saga de Jigsaw y sus trampitas macabras. Por cierto, este último se ha vuelto un personaje clásico, que nada tiene que envidiarle a Hannibal, Freddy, Jason, Scream, etc.
En cuanto a la cuestión ética que mencionamos, cabe remarcar que el final de la historia es una bofetada a ese estilo de mostrar los "juegos": el juego final, el definitivo, resulta el más macabro, doloroso y tortuoso de todos en la saga entera... y no corre ni correrá una sola gota de sangre por ello. Un cierre a la altura, que significa la decisión estética y moral de una franquicia que se metió en la retina de todos desde aquel doctor que se cortó la pierna para ser libre. Saw siempre se prestará a esa confusa e incómoda reflexión sobre los valores que defiende el villano moralista: apreciar la vida, aún si eso implica la muerte.
El final de la saga de Saw resulta satisfactorio, si cabe esa expresión entre tanto sufrimiento de los personajes (siempre, tenganlo en cuenta aquellos adictos al realismo como si este fuera el único cine legitimado, dentro de la FICCIÓN). Los guionistas lograron cubrir las expectativas, y ahora dejan en el recuerdo (y las cuentas bancarias) un legado de cine tipo clase B que logró atraer aficionados y dar esos buenos momentos que el terror como género supo dar en sus buenas épocas.