Entomología y coleccionismo
Por lo general llegan muy pocas películas independientes de género a la cartelera argentina, circunstancia que vuelve aún más gratificante una propuesta de por sí correcta como El Juego del Terror (The Collector, 2009). No es para nada un hecho fortuito que el equipo compuesto por Marcus Dunstan y Patrick Melton sea el responsable de las últimas cuatro entregas de la saga de El Juego del Miedo (Saw), incluido el séptimo eslabón en 3D: aquí Dunstan dirige y ambos escriben esta combinación retorcida de caper movie, thriller de entorno cerrado y porno de torturas, revoltijo con una inesperada disposición preciosista.
La historia comienza con los problemas financieros de la esposa de Arkin (Josh Stewart) y la triste necesidad por parte del hombre de robar la casa en la que ha estado efectuando tareas de reparación y mantenimiento. En un momento en el que la familia debería estar de viaje, no sólo no podrá sustraer la gema de la caja fuerte sino que además se topará con uno de esos psicópatas de sangre fría y escasas palabras. El susodicho se divierte colocando trampas en el hogar, atormentando a los ocupantes y llevándose en baúles a los que considera dignos de su “colección” (no más de uno por vivienda, de ahí el título original).
El suspenso de tono lúgubre y ambientación gore está bastante bien desarrollado y se sustenta especialmente en la bella fotografía ocre de Brandon Cox y en la excelente edición a cargo de Alex Luna, James Mastracco y Howard E. Smith. Aunque el desempeño del elenco no es una maravilla ni mucho menos, el guión aporta el dinamismo fundamental para garantizar la tensión a partir de trayectos narrativos eficaces, los cuales por supuesto responden al ABC de los slashers clásicos de los ´70 y ´80: de este modo el apartado formal compensa la ausencia de novedades imponiendo una cacería armoniosa de ritmo sostenido.
Lejos de las deslucidas remakes de Michael Bay pero también de anomalías exquisitas como La Huérfana (Orphan, 2009) y Los Extraños (The Strangers, 2008), El Juego del Terror es un notable ejercicio de estilo de los por hoy experimentados Dunstan y Melton, quienes definitivamente saben cómo aprovechar un presupuesto limitado. Como si se tratase de una versión hardcore de Mi Pobre Angelito (Home Alone, 1990) protagonizada por un homicida con vocación de entomólogo y predilección por los cuchillos, el film saca partido de su minimalismo concienzudo sin jamás caer en las típicas sonseras industriales...