El director Antoine Fuqua vuelve a dirigir a Denzel Washington luego de su trabajo juntos en “Día de Entrenamiento” (2001). En este caso en el violento thriller de acción basado en la serie creada por Richard Lindheim, Michael Sloan, que tuvo cuatro temporadas al aire (1985-1989) y que planteaba la historia de un ex-agente de inteligencia que utilizaba sus habilidades como tal para ayudar a los necesitados.
Obviamente que aquí, demás está decir que Denzel Washington ha sido la perfecta elección para el papel de McCall (no, Denzel nunca nos defradua), un ex-comando de operaciones especiales que fingió su muerte para tener una vida tranquila en la ciudad de Boston. Tranquila significa respetar su rutina diaria: cumplir su turno en una mega cadena de artículos para la construcción tipo Home Depot y por las noches leer un libro mientras come y toma su té en una cafetería.
Allí es donde conoce y se hace amiga de una joven llamada Alina (breve participación de Chloë Grace Moretz), una prostituta sometida al control de unos gángsters rusos extremadamente violentos, que desea cambiar su vida y ser lo que realmente quiera, pero que le es difícil librarse de estos mafiosos que un día la dejan brutálmente golpeada en el hospital.
Claro que McCall no duda en ayudarla, por lo que debe dejar su retiro, autoimpuesto, para entrar en acción. Así como Charles Bronson lo hacía en la saga “El Vengador Anónimo” (Death Wish), en diferentes circunstancias claro, aquí el protagonista comienza a vengarse no sólo de los rusos comandados por el villano de turno, Teddy (Marton Csokas), que en realidad es el enviado del verdadero líder, sino también de todos aquellos que brutalizan a los indefensos; ya sean policías corruptos o ladrones de poca monta. El deseo de justicia del protagonista, que calcula todos sus movimientos con su reloj digital, vuelve a despertar.
A partir del momento en que el personaje de Washington, se deshace del proxeneta de la joven Alina, Slavi (David Meunier), comienza a darse una sucesión de violentísimos enfrentamientos que derivarán un gran último duelo que no tiene desperdicio. Ya sabemos, si alguien tiene un problema, si las posibilidades están en su contra y no tiene a quién recurrir, McCall lo ayudará. Él es “El Justiciero”.