Anexo de crítica por Patricia Relats
Hace poco me dijeron que “comedia dramática” era una contradicción. No, la comedia se refiere a cierta forma y métrica en el que aparecen los hechos, que sean dramáticos o no, va por otro lado y esta película es un claro ejemplar de ese subgénero.
En las calles de Filadelfia, un profesor suplente es sacado de su madre del loquero y él sale a la búsqueda de reinventarse. Cuando cree que está yendo en una dirección, en realidad construye una totalmente distinta, mientras lo persiguen para desaprobarlo y limitarlo (volviéndolo loco) y, honestamente, nadie está en una postura para hacerlo.
Ahí, justo ahí, entra una desbocada chica que siempre está dispuesta a sacudir un poco el suelo bajo los pies del resto.
Bradley Cooper cumple, pero por sobre todo lo que cumple es el guión que, por más que está plagado de clichés y lugares comunes, nos va llevando a una historia bien articulada. Jennifer Lawrence como Tiffany es realmente impecable. Además de preciosa, tiene ese dejo sensible y trastornado al mismo tiempo que le va muy bien. Para completar, un mínimo papel para la siempre impecable Julia Stiles y un Robert De Niro que hace tiempo que no vemos. De verdad que me sorprendió ver a ese actor tan bueno que parecía haberse retirado.
La película es casi teatral: poco cambio de sets, un diálogo muy pesado, una cuestión de enredos y malentendidos típicos. Funciona, claro, y se lo pasa bien pero me cuesta pensarla a la altura que la están poniendo ¿Mejor Película? No sé si para tanto. ¿Mejor guión adaptado? Menos, de verdad que desde que empieza se sabe como termina. ¿Eso la hace una mala película? De ninguna manera. Y los que sostienen el baile, son los actores.