Películas de espías hubo y hay muchas, pero ninguna como las que tienen como protagonista Jason Bourne (Matt Damon). Al igual que James Bond, conservan las mismas iniciales y tiene su origen en la literatura —en este caso, gracias al escritor Robert Ludlum—, y sus aventuras pronto pasaron a la pantalla. Pero, a diferencia de 007, Bourne no es un gentlemen seductor, casi de fantasía, sino un agente conflictuado, real, tratando de escapar de la agencia que pretende cazarlo.