Fui a ver esta película con muchas expectativas. La trilogía anterior protagonizada por Matt Damon combinaba una acción vertiginosa con un juego de espías que se vuelve más interesante por el hecho que el personaje sufre amnesia y va conociendo los hechos a la par del espectador y las entregas enganchan tan bien unas con otras que no creía posible que esta me decepcionara. Y tuve razón.
Jeremy Renner (Hurt Locker, Avengers) interpreta a Aaron, un militar que está dentro de uno de los programas del gobierno. Ése es el legado de Bourne: de repente todos los programas están en jaque y cada uno quiere salvarse a sí mismo y a las instituciones por sobre todo.
Aaron cumple su misión en plena montaña y cuando se percata que están queriendo eliminarlos, debe volver a la fuente para conseguir las drogas del programa. Para esto, necesita a la única doctora que queda viva. Sinceramente, no podían elegir un actor mejor para este papel. Da con lo físico, pero sobre todo, es un gran actor. Espero grandes cosas de él y pocas veces no ha cumplido.
Marta, interpretada por Rachel Weisz, es una bioquímica enamorada de la ciencia, que se mete al programa y hace lo que le dicen sin preguntar demasiado. Sabe que en el momento en el que piense lo que se está haciendo, su magia se romperá.
Un placer volver a ver a Edward Norton en pantalla, haciendo del altruista que deja la moral de lado para hacer lo que tiene que hacer por el país. Además, recuperan muchos personajes de las sagas anteriores como el de Pamela Landy, Noah Vosen y otras cabezas de la CIA. Como si fuera poco, vuelven a aparecer esos francotiradores metódicos que no emiten sonido.
La acción los va a dejar sin aliento. Mucha cámara en mano bien al estilo de ellos, persecuciones eternas, muchas peleas coreografiadas sin grandes armas ni estruendos, sino que parece más rudo y más cercano. Técnicamente es perfecta. Recuerdo tomas largas y movimientos de cámara que son para levantar envidia. No es poco decir que es la tercera película de Tony Gilroy pero como ha sido el guionista de las entregas anteriores de Bourne y de ésta, el hombre sabe.
De a poco se está convirtiendo en una saga muy consistente con constantes que podemos reconocer y funcionan como para saber qué esperar. Me gustó que terminara con el mismo tema de Moby que terminaban las anteriores, que el motivo haya cambiado, las pistas que me dan de cómo sigue la historia por otro lado. Honestamente, salí muy satisfecha. Como consejo, con tanta cámara en mano, es mejor estar lejos de la pantalla. La vi en fila ocho y por momentos marea un poco.