La opera prima de Ari Aster no apela a recursos cliché, sino que ofrece un estilo de terror pocas veces visto en el cine, generando climax que no sobresaltan pero que impactan visualmente.
No es fácil hacer una película de terror exitosa, el miedo es un sentimiento difícil de transmitir a la audiencia. Cada persona tiene algo distinto a que temer y quienes consumen mucho material de terror terminan generando acostumbramiento a las recetas repetidas (entonces ya no van al cine a experimentar miedo, sino a ver una hora y media de muertes y persecuciones creativas) de forma que que los fanáticos que ya no se asustan con tanta facilidad tienen que recurrir a formas más fuertes o distintas para sentir miedo, ya sea con videojuegos, libros, cortos, creepypastas o formatos afines.
Ésta película trae un aire de originalidad al género que no percibo desde hace tiempo, asusta, perturba y angustia. El argumento no se presenta de inmediato, sino que hay que descubrirlo a medida que avanza la película y luego de terminada esta, todavía no se entiende del todo, siguen quedando cosas por descubrir y entender (Uno incluso puede ver artículos o videos en youtube con la explicación más completa de la trama) lo cual la hace muy interesante para aquellas personas que disfrutan de analizar películas, ver a fondo sus aristas, buscar detalles en el fondo de las escenas o incluso elaborar teorías.
Las personas que solo buscan una película para pasar el rato también la podrán disfrutar si la entienden a fondo (o casi) a la primera vez que la ven, pero no creo satisfagan sus expectativas. Todo el filme se encuentra atravesado por un aire siniestro, malvado y estresante similar a los títulos mencionados.
El director se tomó su tiempo para contar la historia: con dos horas de duración es más larga que las películas convencionales de terror (No apta para impacientes) y durante casi todo este tiempo logra transmitir una profunda sensación de angustia, en una parte por las situaciones que atraviesan los personajes y por otro lado por las excelentes actuaciones de los mismos. Debe destacarse el papel de la madre (Toni Collette), quien realiza un trabajo de composición impecable. Pocas veces podemos ver interpretaciones tan convincentes y profundas en un género que apela más a mostrar sangre o gritos que buenas actuaciones.
De los rubros técnicos, además del diseño de producción impecable, maquillaje e y los efectos especiales, pocos pero determinantes, el sonido tiene un protagonismo que se aprecia a la perfección en el cine, donde la tecnología de sonido 3d nos sumerge de lleno en la historia.
Es el primer largometraje del director Ari Aster, y definitivamente el mundo del horror quedará a la espera de sus nuevos proyectos.