Jon Favreau, director de películas como Ironman 1 y 2, Cowboys & AIiens, Chef, se aleja del género Sci-fi y nos entrega una obra que, posiblemente, sea la versión definitiva del clásico de Rudyard Kipling. El libro de la Selva, envuelve al espectador por su belleza; plasmada en forma de árboles, lianas, ríos y fuego. El espacio puede observarse con una claridad asombrosa dentro del mundo de Mowgli. Al invocar tanto contenido de una forma magistral, Favreau incluye al público en esta historia, en la variada y curiosa manada.
Un reparto de grandes actores aporta no sólo voces, también sus expresiones. Con la ayuda de CGI, cada personaje tiene su momento para cautivar. Ninguna escena se muestra forzada. Es sorprendente ver al imponente Rey Louie – Cristopher Walken- en compañía del pequeño, observar los ojos brillando en la oscuridad de su palacio generando vida solamente con una mirada. Lo mismo ocurre con el tigre Shere Khan, que lejos de jugar a ser Richard Parker de Una Aventura Extraordinaria (Life of Pi, 2012), gracias a la interpretación de Idris Elba, logra transformar a este personaje feroz en un claro favorito para “Villano del Año”.
El libro de la selva cuenta una historia musical compuesta por John Debney (Sin City, Elf). Promete sonrisas aseguradas con “The Bare Necessities” mientras el Baloo de Bill Murray disfruta sin preocupaciones mientras juega con Mowgli, o al ritmo de la pegadiza “I Wan’na Be Like you” de Louis Prima, esta ocasión en voz de Walken. En 3d, El libro de la selva, deja al espectador hipnotizado – tal vez se sienta envuelto en su belleza al igual que Mowgli en su encuentro con la serpiente Kaa - y todos van a vivir, lo que Disney quiere lograr en sus proyectos: sentir al niño interior. Es un gran espectáculo nostálgico de principio a fin.