El largo viaje de una mente sin recuerdos
La historia de más de treinta años de Bulgaria vistos a través de los recuerdos de un joven con amnesia resulta ser el eje central de El mundo es grande y la salvación está a la vuelta de la esquina (Svetat e golyam i spasenie debne otvsyakade, 2008), film del realizador Stephan Komandarev que compitió por el Oscar al mejor film extranjero.
Alex tiene treinta y pico y mientras viaja en un auto con sus padres de vuelta a Bulgaria, tras años de exilio, tiene un trágico accidente. Sus padres mueren y él pierde la memoria. Su abuelo Dane será el encargado de llevarlo nuevamente por los recuerdos de un pasado –para ambos desconocidos- y así recuperar no sólo la memoria sino el tiempo perdido.
Stephan Komandarev nos conduce a través de un relato familiar por la historia de un país. El conflicto se sitúa dentro de un núcleo familiar y a partir de la pérdida de memoria del personaje central nos traslada al pasado para así reconstruir la historia. Si bien no la hace de manera directa nos da el punto de vista generacional sobre los conflictos políticos de Bulgaria.
El mundo es grande…no sólo es un film político sino que también tiene una segunda lectura familiar en la que se reconstruyen o forman lazos que no existieron o que el tiempo rompió. Los lazos vienen con el agregado de involucrar a dos generaciones opuestas: nieto-abuelo. Es en esa relación en donde el film se vuelve emotivo y se contrapone a la frialdad de la lectura política.
La cinematografía búlgara rara vez puede ser vista en los cines de estos lados del mundo y esta es una buena oportunidad para acercarse a ella. Un historia que tiene todos los condimentos que se le puede pedir. Entretiene, emociona y nos traslada por la vida sociopolítica de un país que para muchos puede resultar lejano.