El Niño (The Boy) es una nueva película de terror que intenta darle un giro de tuerca al género de los muñecos malditos, protagonizada por la estrella de The Walking Dead, Lauren Cohan.
Greta Evans (Lauren Cohan) es una niñera estadounidense que llega a Inglaterra, contratada por Mr. y Mrs. Heelshire (Jim Norton y Diana Hardcastle), una pareja mayor de ricos que son los padres del niño al que deberá cuidar, Brahms. Una vez en la siniestra casona de sus nuevos patrones, Greta descubre que Brahms no es en realidad un niño de carne y hueso, sino que es un muñeco al que los Heelshire visten y tratan como su fuera su hijo. La pareja le dejaa a Greta una lista de tareas que debe llevar a cabo todos los días con el muñeco (despertarlo, leerle cuentos, darle el beso de las buenas noches, etc.). Una vez que los padres de Brahms se van de vacaciones, Greta se queda sola en la casa y decide no seguir las instrucciones, lo cual parece no gustarle al muñeco Brahms. Malcom (Rupert Evans), un empleado que lleva provisiones a la casona todos los días, le cuenta a Greta que el verdadero Brahms murió en un incendio a los 8 años, y que ese muñeco fue la forma en que sus padres decidieron sobrellevar la situación. Fenómenos extraños que le ocurren a Greta la llevan a pensar que en realidad el muñeco está poseído por el espíritu de Brahms y que sólo quiere llamar la atención, cómo cualquier niño.
A partir de ahí, El Niño logra construir suspenso al apoyarse en una muy buena fotografía y un muy buen trabajo de arte, que logran crear una atmósfera por momentos gótica, al estilo de las viejas películas de terror de los estudios Universal o la Hammer. Por otro lado, hay que reconocerle a su director, William Brent Bell (Devil Inside, Stay Alive) el esfuerzo por crear suspense al rededor de un muñeco, sin recurrir a efectos especiales o animación por CGI, es decir, utilizando un muñeco inmóvil que solo desaparece o cambia de lugar cuando la protagonista no está viendo.
El primer problema (porque tiene muchos) con el que se encontrará el espectador es que las situaciones en las cuales los personajes deben interactuar con el muñeco como si fuese un niño de verdad, se ven ridículas. Probablemente, la culpa de esto, aunque sea en parte, es de un elenco cuyas actuaciones carecen de emoción y se ven falsas en todo momento. Otro problema que tiene la película es que recurre demasiadas veces a golpes de efecto que terminan siendo sueños de Greta.
Pero el problema mayor del film está en el guión. Chesterton decía que un buen cuento policial era, entre otras cosas, aquel en el que el lector tuviera la chance de resolver el caso antes de llegar al final, con las pruebas dadas por el escritor. Ese es también un buen consejo para el cine de suspenso. La guionista de El Niño, Stacey Menear, está tan obsesionada por lograr un final sorprendente, que llena el guión con innumerables giros de tuerca para llevar al público por diversos caminos equivocados de pistas falsas. Es imposible no imaginarse distintos finales coherentes a lo largo de todo el metraje, y para peor, el final de la película incluye un nuevo giro del guión que no parece tener mucho sentido con la temática y el clima que se había propuesto: el final no sólo es impredecible a medias, sino que resulta inverosímil.
El Niño es una película de terror con pretensiones de originalidad que se pierde en un laberinto de giros de tuerca absurdos. El film logra buenos climas y ambientes, pero el guión se va tornando ridículo, y por momentos, aburrido. Una mala heredera del cine de M. Night Shyamalan.