Sueños que no son sueños
Ante tanta -demasiada- expectación, y todo el embrollo que se armó con las distribuidoras, ya era inminente que a Inception le jugaría en contra una antesala plagada de rumores y gente que dice que lo nuevo de Christopher Nolan es una obra maestra que va camino al clásico. No obstante, después de un visionado en que uno se la pasa intentando entender (después diremos qué), la peli convence y gusta mucho a pesar de un par de cositas que pasamos a mencionar.
En la cinta se trata el tema de lo onírico como eje central, aunque es bastante reprochable la poca imaginación que denosta el director de Memento (2000) y The dark night (2008) respecto a la idea de los sueños. No vamos a develar la trama, pero para dar un pequeño pantallazo, y sin caer en la maldad de muchos que injustamente compararon la esencia del film con obras de Lynch o Buñuel, diremos que aquí no hay surrealismo, no hay libertad, no hay tales sueños según como son en verdad.
¿Qué soñamos? ¿Cosas locas, banales, sin sentido, sin estructura, sin continuidad? ¿O nuestros sueños son las "proyecciones" de la realidad impulsadas por nuestras ideas y nuestros recuerdos?
Muchos salieron a defender a Inception alegando que había teorías del psicoanálisis y de la física, pero la verdad es que no se trata la idea de la memoria o la consciencia, sino más bien se piensa que la mente es el escenario de unos sueños que tienen más parecido a un videojuego que a lo que Nolan intenta hacer parecer.
Aún así, y dejando esto en claro, esta película tiene una dirección impresionante, un apartado técnico espectacular, con un montaje alucinante y una puesta en escena digna de aplausos. El guión está bien, pero tiene más laberintos que los que tiene que construir el arquitecto (¿no hemos escuchado esto antes... en Matrix quizás?) para armar las misiones encabezadas por un Leonardo DiCaprio que está simplemente correcto, al igual que todo el reparto en general.
En lo actoral, no hay nadie que se luzca demasiado y, sinceramente, da un poco de cosita ver a Michael Caine relegado a un mínimo papel como el que tiene. Todos están en la línea de lo correcto, quizás con un Tom Hardy sobresaliendo algo más por la cuota de histrionismo que le impregna a la cinta, pero nada más. Es que cuando hay tantas estrellas en una misma propuesta queda diluída la labor general y hasta los personajes se hacen difíciles de creer. Pero aún así, este grupo sale airoso.
Decíamos entonces, que la idea de los sueños es la excusa perfecta para un despliegue cinematográfico gustoso y atractivo, pero que se ve afectado por tanta vuelta de tuerca. Este servidor se pasó todo el visionado debatiéndose entre entender el guión (que está bastante bueno y hace trabajar muchísimo el cerebro) y entender cómo se rodaron ciertas escenas como las de anti-gravedad protagonizadas por Joseph Gordon-Levitt (que quizás sea el más flojito de todos). Después, puro disfrute visual, como las escenas en ralenti, acompañadas por un gran trabajo fotográfico de Wally Pfister y redondeada con una común pero aceptable banda de sonido del genial Hans Zimmer. Se destaca el plano final, que nos corta la respiración hasta que la pantalla queda en negro; si se entendió el guión, claro...
Inception tiene mucho para contar y mostrar, aunque no se debiera permitir que Nolan nos diga que precisamente eso que nos muestra es un buen concepto de los sueños. En ese sentido, y ante las expectativas que ofrecía, digamos que el surrealismo nos lo debe para la próxima...