Jornalero no, héroe sí
Una historia sencilla y respetuosa del espíritu de las caricaturas originales, un buen elenco de actores, un generoso pero equilibrado uso de los efectos especiales, y una atractiva fotografía de paisajes son los atributos principales de esta excelente propuesta para los más chicos y para que sus padres tengan como alternativa para alguno de los tantos días con lluvia que traen estas vacaciones.
Basada en una serie animada de los años ’60, El oso Yogi tiene como protagonistas a dos osos y un cuidador de parques. Yogi, un plantígrado perezoso que se entretiene inventando métodos para robar las cestas con comida a los visitantes, es acompañado por Bubu, su fiel amigo, y continuamente regañado por el alguacil Smith, quien en este capítulo termina por agruparse de verdad con los osos para combatir un mal mayor. Hay un político que quiere talar todos los árboles de la reserva para pagar su campaña, más una bella documentalista que se une al bando ecologista para tratar de impedírselo.
Hay mucho entretenimiento durante los 80 minutos que dura el filme (que costó 80 millones de dólares). Un humor que los norteamericanos llaman clean humor, o sea “humor limpio”, y que se hace con condimentos como la frescura, la inocencia, la picardía infantil y el ingenio.
Si hay que elegir algunas escenas, sobresalen la del surf en el lago, que desata un carnaval de fuegos artificiales fuera de control, y todavía un poco más feliz es la del planeador a pedales inventado por Yogi, con que los dos osos intentan un rescate heroico hacia el final de la película.
Pero lo dicho: un filme con muchos buenos momentos y repleto de pequeñas sorpresas.
En algunas funciones, se exhibe previamente un cortometraje original del Correcaminos, uno de los varios cortos con que Warner Brothers está homenajeando a uno de los shows animados más populares de su cantera. ¿Se viene un largo sobre este personaje?