La nueva película de Olivier Assayas, El otro lado del éxito, propone una mirada intimista sobre la mujer y su lugar en un negocio como es el de Hollywood, con una Juliette Binoche casi interpretándose a ella misma.
Maria Enders es una reconocida actriz pero ya pasó la barrera de los 40. Reconocida internacionalmente, le ofrecen actuar en teatro una obra que ya hizo a los 20, pero en el papel de la “veterana” Helena.
La película está compuesta principalmente por un trío de personajes femeninos: por un lado, la mencionada actriz, a quien acompaña su joven asistente (en el papel de Kristen Stewart que gracias a esta película se convirtió en la primera actriz norteamericana en ganar un Cesar –premio equivalente al Oscar francés-) y su mirada frívola sobre Hollywood, y la nueva, la actriz que debe encarnar al personaje que Maria interpretó allá en su juventud, una Chloe Moretz como una escandalosa y exitosa comercialmente actriz que vive en boca de todos más que nada gracias a la viralización de lo que hace.
Si bien la película parte de una premisa atractiva, el lugar que ocupa la mujer en un negocio como el de Hollywood, donde las actrices del momento siempre son mujeres de menos de 25 años, el director juega con su guión hasta el punto de llegar a momentos cuestionables, algunos por lo subrayado de su paralelismo y otros por lo innecesario. Si a eso le sumamos una extraña edición (hay cortes que se perciben apresurados) y unos fundidos a negro muy recurrentes, el film termina pareciendo algo más bien amateur, extraño para el caso de un director con una filmografía tan extensa y variada como lo es Olivier Assayas.
Quizás lo más interesante de esta película no sea siquiera el reflejo que propone entre la actriz reconocida y su nueva sucesora, sino la relación que mantiene con su asistente personal. Las conversaciones, los ensayos y otros momentos compartidos están entre lo más destacado de una película más bien pretensiosa. Vale resaltar que cada una de sus tres actrices están muy bien, siendo especialmente sorprendidos por una Kristen Stewart relajada y fresca, alejada de la imagen que uno suele tener de ella. Juliette Binoche es más que la actriz principal, fue ella la que le llevó al director la idea de esta historia que luego él convirtió en guión y en esta película, respectivamente. Chloe Moretz no puede evitar quedar ensombrecida tras ellas dos pero no está mal.
Por momentos recuerda a Maps To The Stars, de David Cronenberg, otra película con una mirada particular sobre el cine de Hollywood, desde sus entrañas. Pero mientras Assayas intenta ser más intelectual (incluso parece introducirse en el film él mismo cerca del final cuando Brady Corbet aparece como un joven director que le escapa al cine comercial), el guión falla especialmente en su tercer acto y al finalizar uno queda con gusto a poco.