No quiero volver a casa
Al morir su madre, las hermanas Nichole (Agnes Bruckner) y Annie (Caity Lotz) deben volver a la casa donde pasaron su infancia a poner las cosas en orden para su venta. Nichole pasa allí la primera noche, y Annie es más reticente a volver, ya que aquella casa solo le trae malos recuerdos. Pero Nichole desaparece luego de pasar la noche allí, y Annie se ve obligada a volver para encontrar a su hermana, a quien parece habérsela tragado la tierra. A medida que pasa el tiempo, las explicaciones lógicas sobre la desaparición de Nichole se van agotando, y las teorías sobre su desaparición se tornan más sobrenaturales. Luces que se apagan, objetos que se mueven, y alguien que desde el otro lado parece querer enviarle un mensaje, se suceden sin explicación alguna.
Con la casa como protagonista principal, esta historia tiene todos los elementos clásicos del terror sobrenatural: una casa donde han pasado cosas terribles, y un espíritu encaprichado en no dejar tranquilos a sus moradores hasta que lo ayuden a arreglar cuentas pendientes que ha dejado en el mundo de los vivos.
La historia sería demasiado común si no tuviera una vuelta de tuerca, un giro inesperado que sorprende al espectador, y quien crea saber el final habrá perdido la apuesta.
El clima de terror, si bien está construido con elementos clásicos, logra su cometido, y las actuaciones son las esperadas para este tipo de películas.
Con un guión sólido, buena fotografía, y un giro interesante para el final, esta película de terror no es ninguna obra maestra, pero es efectiva y asusta; que es lo importante.