Todo concluye al fin
La película comienza en el aeropuerto, donde Marie (Bérénice Bejo), espera ansiosa la llegada de su ex esposo Ahmad, quien llega a París desde Teherán, luego de cuatro años, para finalmente firmar los papeles de divorcio, lo que a ella le permitirá volver a casarse y continuar con su vida.
Extrañamente, le pide que se quede esos días en su casa, no le ha reservado un hotel. Al llegar, el escenario de sus vidas parece concentrado en un solo lugar. Todos se encuentran allí: Marie, Ahmad, la hija de ambos Léa (Jeanne Jestin), Lucie (Pauline Burlet) la hija de su matrimonio anterior, su nueva pareja Samir (Tahar Rahim), y su hijo Fouad (Elyes Aguis) . Pasado, presente y futuro, conviviendo en un mismo espacio. Como es de esperar pronto comienzan los rencores, los secretos y los pases de factura, de a poco se revelan errores del pasado, frustraciones, y el sacar todo eso a la luz, lejos de ayudarlos a construir el presente, parece empañarles el futuro.
Asghar Farhadi luego de "La Separación", nos trae un nuevo drama de rupturas, parejas y familias desarmadas, sin el contexto religioso y cultural del filme anterior. Por momentos, tanta aflicción familiar en un mismo espacio parece ahogarnos, como si se regodearan en el drama. Hay tantas miradas sobre la situación como personajes en la trama. Los niños parecen por momentos ser los más honestos y lúcidos, sin dejarse empañar por rencores del pasado.
De a poco los conflictos y secretos se van revelando y cada uno de ellos tiene un punta del ovillo para comenzar a desenredar.
La película analiza los lazos de una familia disfuncional, donde el deseo y las frustraciones de los mayores arrastra a los más chicos quienes deben adaptarse a los cambios, y a quienes muchas veces no se les dan suficientes explicaciones. El filme tiene una particular y profunda mirada sobre las consecuencias de ese volver a empezar de los adultos, con excelentes actuaciones y una estética que le da un clima tan intimo como realista.