Venganza con glamour
Llega a las salas el nuevo film protagonizado por Kate Winslet que, a través del rol de una destacada modista, nos demuestra como la moda y la venganza pueden ir de la mano.
Hablar de Kate Winslet en el mundo del cine resulta ser palabra sagrada. Pueden existir detractores de los diferentes trabajos que realiza la actriz inglesa pero nadie puede renegar de su prestigio. Haber trabajado con James Cameron (Titanic), Danny Boyle (Steve Jobs) y Steven Soderbergh (Contagio), entre otros, no es pura casualidad y menos lo son las siete nominaciones a los Premios de la Academia de Hollywood que fue cosechando a lo largo de su carrera. La actriz de Titanic (1997) vuelve a las salas argentinas en un rol que toma las riendas de la historia. Tilly Dunnage, su personaje en El poder de la moda (The Dressmaker, 2015), contiene esa ascendencia que caracteriza a la intérprete británica pero con una evidente salvedad: la sed de venganza que se apodera de la modista es el disparador ideal para facilitar el comienzo de la película.
Basada en la novela homónima escrita por Rosalie Ham, El poder de la moda se centra en la glamorosa modista Dunnage que regresa a Dungatar, un pequeño pueblo de Australia, luego de su estadía durante años en París, con el propósito de reencontrarse con su madre y, además, vengarse de cada uno de los personajes que ensuciaron su imagen desde pequeña. Sin lugar a dudas, el gran acierto del film es sembrar, a través de imágenes del pasado, la constante situación de incertidumbre, sin que podamos entender a simple vista los pormenores de su ansiada búsqueda de justicia. Las cuotas de suspenso e intriga están a la orden del día pero en su justa proporción. En los primeros minutos la duda está planteada y, junto a la poderosa personalidad del personaje principal – sus primeras líneas lo demuestran –, logra plantear un escenario en el que se pueden percibir muertes, dolor y ánimo de lucha.
La dirección de la película está a cargo de Jocelyn Moorhouse. La directora australiana posee experiencia en comandar historias sobre el poder de los personajes femeninos y sus secretos del pasado. Cabe destacar dos de sus anteriores trabajos, en donde ambas características se presentan: Amores que nunca se olvidan (How to Make an American Quilty, 1995) y Lo profundo del Corazón (A Thousand Acres, 1997). Es posible que a Moorhouse no le haya temblado el pulso al darle indicaciones a una actriz como Winslet ya que posee en su filmografía el haber trabajado con grandes estrellas femeninas como lo son Winona Ryder, Kathy Bates, o Michelle Pfeiffer. De todas formas, aunque su más reciente film posee una clara protagonista, esta no está sola. Liam Hemsworth, Hugo Weaving y Judy Davis, con una destacada interpretación como la madre de Tilly, completan el reparto de esta obra cinematográfica que, con en el transcurrir de los minutos, falla en el hecho de no enfatizar en un solo género, tratando de mezclar escenas dramáticas, humorísticas, violentas y de suspenso.
Casi siempre, el que mucho abarca poco aprieta y, aunque los actores se destaquen, la dirección de Moorhouse flaquea al darle tintes dignos de una comedia ligera a una historia que no los necesita gracias al suspenso y drama que alcanzó desde sus primeras escenas. Sin lugar a dudas, este desacierto no logra que el dramatismo se apodere de uno y, lo que en principio pareciera ser un melodrama justiciero, se convierte en una pintoresca caricatura de un pueblo y sus secretos. Las casi dos horas de duración logran su cometido de entretener, de mantener en vilo el interrogante sobre el secreto de la protagonista pero, pudiendo escarbar en el drama, lo toma con pinzas, como si creyera que el abuso en el dramatismo fuera pecado y que debiera cortarse con algún que otro destello cómico.
El poder de la moda presenta el regreso de Kate Winslet al rol protagónico y, pese a que el film no logra transgredir en el género, se logra la fluidez interpretativa de la actriz gracias a su camaleónica forma de encarar todo tipo de escena. Tilly Dunnage y su prestigio. Kate Winslet y su prestigio. Tilly Dunnage y su misión: vengarse de aquellos que hundieron su reputación. Kate Winslet y su misión: superarse rol a rol y posicionarse, ya sea vía mainstreams, películas independientes o con directores de renombre, en la cumbre de su reputación.