Una película animada distinta, sensible sin ser forzada, gracias a la obra maestra de Saint-Exupery.
Luego de mudarse, la pequeña niña conocerá a su nuevo vecino, un excéntrico aviador que le introducirá el mágico mundo de “El principito”, y de ese modo la ayudará a mirar la vida de otra manera. Mientras que su madre le organiza la vida que tiene que llevar.
Es una historia dentro de otra historia. Para los fragmentos que reconstruyen la historia original del libro se utilizó “stop motion”, algo que da vida a cada página del libro, muy acertado el uso de esa técnica. El filme de Mark Osborne es una obra respetuosa, que traslada el legado para las nuevas generaciones. Una película lejos del estilo de Hollywood, y eso es muy bueno.
Una aventura que lleva a recordar la esencia de cada ser humano para no olvidar lo que solían ser, antes de todo, antes de corromper el alma infantil. Mark Osborne logró el gran desafío de plasmar en pantalla grande el libro que Saint Exupery publicó en 1943.
Esta película deja de lado algunos pasajes importantes del libro y no profundiza sobre algunos temas que si toca la película, pero un Principito, estrellas, planetas, un zorro, un rey, una rosa única, un aviador… siguen vivos.
Sin cronogramarlo hay que ir al cine y ver de otra manera, no solo el film.