La construcción de la realidad a mí manera
Es la elegida para representar a la Argentina en la carrera por el Oscar a la Mejor Película Internacional.
¿De qué va? Una joven doblajista y cantante lírica de Buenos Aires conoce al hombre de sus sueños pero, de pronto, todo se transforma en una pesadilla. Es una adaptación de «El mal menor», la novela de Carlos Eduardo Feiling del año 1996.
El día a día de Inés (Erica Rivas) será confuso y un tanto distorsionado, constantemente la vamos a ver en una actitud inquieta y en alerta, lo que la llevará a un suceso catalizador que nos marcará un antes y un después en la historia. La trama se seguirá desarrollando y apoyando en otros personajes secundarios como Marta (Cecilia Roth), su madre invasiva, Alberto (Nahuel Pérez Biscayart), su cable a tierra y Adela (Mirta Busnelli), una compañera de trabajo.
La protagonista empezará a escuchar ruidos extraños sin ninguna explicación y ver ciertas apariciones que no deberían existir. Así emprenderá una búsqueda desesperada por intentar entender lo que le está pasando. Hasta acá todo bien, la directora Natalia Meta tiene un gran manejo de los tiempos y es una notable creadora de ambientes inquietantes, con la música justa para el clima. En cierto punto se podría decir que me hizo acordar un poco a Uncle Boonmee Who Can Recall His Past Lives (2010), aquella fantástica película de Apichatpong Weerasethakul, más que nada a su narrativa, la relación de los personajes y cómo avanzan con la historia, sin olvidar la cámara quieta y pausada que acompaña el relato.
El Prófugo, Érica Rivas
Pero, por otro lado, hay una cuestión narrativa que no me terminó de cerrar, no sé si yo no entendí o puede que me perdiera en el camino. A lo que voy es al personaje de Adela, que en este caso es usado más que nada como un interlocutor que explica lo que significa ser «un prófugo». Un concepto que no es claro en la película y que hace falta la interacción con otro personaje para que lo explique. Por supuesto que es válido y es un recurso narrativo bastante utilizado, pero su directora desaprovecha esta idea y solo hace que se revele muy poca información o casi nada, quedando conceptos propios de la película sin explicar y que al espectador le resulte difícil traducir para comprender en su totalidad el film.
A pesar de esto, la película vuela muy alto y es excelente en muchos niveles, ya sea por el crecimiento de Meta desde su anterior largometraje Muerte en Buenos Aires (2014), o para ver grandes actuaciones, llevando a escena un drama atrapante y repleto de grandes momentos.