En plena dictadura militar, un grupo de jóvenes militantes de izquierda decidió estudiar teatro como una forma de continuar su actividad política sin pasar del todo a esa clandestinidad a la que los empujaba la represión estatal. Allí entraron en escena Uviedo y sus provocaciones: había nacido el vanguardista (en todas sus acepciones) Taller de Investigaciones Teatrales. Tras la obligada fuga a Brasil, sus discípulos fueron tras Uviedo y crearon una organización para dar abrigo a niños pobres. Allí, todavía hoy, el viejo maestro trabaja como chamán para mantener al grupo y sigue fiel a sus principios, siempre provocador, siempre desafiante, creyendo que el arte y la creación son las mejores armas para derrotar a los males de este mundo.