Elogio de la militancia
Durante las últimas dos décadas en el cine argentino los documentales le han ganado por mucho a la ficción en términos cualitativos, ya que mientras que los primeros suelen ofrecer heterogeneidad y una factura técnica muy buena, posibilitada por la facilidad/ bajo costo contemporáneo para el registro y la edición, las propuestas ficcionales en cambio todavía arrastran problemas históricos del cine criollo como por ejemplo las inconsistencias del guión y cierto desnivel -más o menos pronunciado- en cuanto al desempeño del elenco de turno. Si bien los documentales casi siempre están relegados a apenas un puñado de pantallas por una concentración injusta de la exhibición (avalada, dicho sea de paso, por los distintos gobiernos que se sucedieron en las cúpulas administrativas), la mayoría de los susodichos son de hecho mucho más valiosos que el resto de la producción autóctona anual.
Escondido en este catálogo de pequeños tesoros por descubrir, sobresale en especial El Puto Inolvidable: Vida de Carlos Jáuregui (2016), un trabajo que -como su título lo indica- nos propone una crónica detallada alrededor de la figura de uno de los principales activistas en pos de la conquista de los derechos de la comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales) de la Argentina, una tarea que el protagonista comenzó a desarrollar en la primera mitad de la década del 80 y se extendió hasta su muerte en 1996 a causa del Sida. En un país de por sí conservador, hipócrita y profundamente regresivo como el nuestro, Jáuregui se decidió a luchar contra los resabios dictatoriales que se arrastraban en la naciente democracia, los que incluían razias policiales continuas, discriminación laboral de toda índole y burla/ estigmatización cíclica desde los medios de comunicación de la época.
Precisamente, este opus de Lucas Santa Ana es un documental expositivo clásico en el que Gustavo Pecoraro, coguionista junto al director y amigo de antaño del retratado, funciona como un “maestro de ceremonias” presentándonos diversos puntos cruciales de la vida de Jáuregui y realizando las entrevistas de turno a sus colegas, amigos, allegados y otros militantes en general que lo conocieron a lo largo de su derrotero político. A través de un vasto material de archivo (tomado fundamentalmente de las intervenciones del platense en programas de televisión) y un acervo de anécdotas aportadas por los entrevistados (el pantallazo que ofrece el film es realmente muy completo), aquí se analizan las técnicas de visibilización del colectivo gay implementadas por el protagonista, en esencia centradas en dar a conocer las inquietudes y el sentir de los homosexuales en una nación tercermundista.
Sin dudas el elemento más significativo de la por sí interesante El Puto Inolvidable: Vida de Carlos Jáuregui pasa por su eje retórico, esto de constituir un elogio de la militancia que se lleva puesta a los componentes más fascistoides del pueblo argentino, léase las fuerzas de represión, los partidos políticos tradicionales y la Iglesia Católica. En tanto obra historiográfica que suma verdad a la memoria social, el film subraya que Jáuregui fue el primer presidente de la Comunidad Homosexual Argentina, el fundador de la asociación Gays por los Derechos Civiles y uno de los organizadores principales de la primera marcha del Orgullo Gay Lésbico en Buenos Aires en 1992, un evento que hoy por hoy reúne a miles de personas anualmente. El platense fue además el primero en utilizar la palabra “movimiento” para designar al colectivo LGBT, el artífice de la inclusión de la cláusula antidiscriminatoria por orientación sexual en la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires y uno de los organizadores del Primer Encuentro Nacional de la comunidad en Rosario en 1996; toda una serie de logros que ayudaron a apuntalar progresivamente la conciencia, el orgullo y la dignidad en un enclave social que ha sufrido acoso y persecución permanentes.