Veo el inicio del Rati Show y ahí estoy, sentado frente a la pantalla, invadido por imágenes y declaraciones ligeras, agitado por un zapping ensordecedor. Mi primera impresión es un estado cotidiano de recepción, de destino compulsivo de imágenes visuales y sonoras en una triste situación letárgica que me vuelve una vez mas victima de la manipulación de los medios.
Pero en unos minutos, el milagro se hace presente, un justiciero del cinematógrafo subyace para mostrarme sus armas, las del cine de hoy, rápidas y livianas, precisas y modernas. Enrique Piñeyro despliega su tecnología cinematográficamente luego de la verborragia televisiva.
Cut y entramos a su laboratorio, como si todo lo visto hasta ahora por él y por nosotros fuese en algún lugar lejano, fuera del mundo del cine donde la emisión es sólo lo que cuenta. Entre las penumbras, como en una suerte de metáfora del séptimo arte, la luz se hace presente, las armas Macintosh se prenden en un afán de justicia al mejor estilo del film policial americano de género como paradigma del antídoto para destrabar un horror rati. Pero el método de Piñeyro es otro, es artístico y social porque es el unico que cabe en el mundo de los hampones y corruptos de la Argentina, donde las instituciones han perdido crédito y confianza. Es el revés de la moneda, los buenos son los malos y estos son los buenos, no hay otra opción mas que la justicia marginal, la de los particulares. El director utiliza esta contradicción y se la apropia como una herramienta que determina la estética de la película: El revés. El Rati Show, es el revés de la realidad y la ficción. Los medios nos proponen una información falsa perteneciente a un hecho real en una situación de igual índole. La ficción del Rati Show nos entrega un análisis ficcional que logra una realidad de dicho hecho. Otros reveses son los de los medios y su confianza en la entrega de la información, el de la justicia y su poder corrompido, el de los culpables condenados sin razón alguna y por supuesto el de la canción que ilustra todo lo visto.
La película, como forma de denuncia, utiliza el mas preciado de los alimentos: los archivos, El Rati Horror Show, es una máquina de reciclado de datos, se nutre de su laconismo y su carácter taxativo para pasarlos del modo imagen (TV) al modo tiempo (Cine) y hacer de ellos un material valioso por medio de la técnica hegeliana llamada dialéctica. El montaje del film se ocupa de una benéfica manipulación, aquella que tiene que ver con la contraposición de elementos que al juntarse proponen un dialogo con el espectador mediante preguntas o ideas. Es el análisis de la información que el cine puede lograr por su desprendimiento del tiempo de aire y su falta de necesidad e interés de llenar espacios. Piñeyro, retrata el hombre potencial argentino, ese súper hombre al estilo de Zaratustra,debe accionar y tomar cartas en en el asunto. El es ciudadano, actor, juez, director, investigador y también editor al mejor estilo Orson Welles en True Lies cuando detiene la imagen, medita, y la analiza filtrándola en su laboratorio. Nos propone un cine reflexivo y comprometido, mostrándonos su poder de cuestionamiento y la necesidad de su presencia como alternativa opuesta o de revés a los poderes en la Argentina: el verdadero horror show.