CONTRA NATURA
Cuando tus ambiciones son enormes, es muy difícil estar a la altura de ellas. Alejandro G. Iñarritu siempre se puso la vara muy alto, -eso que muchos le señalan como arrogancia- y en “Revenant: El Renacido” lo hace una vez más, aunque esta vez se quedó -apenas- corto.
Filmada supuestamente en condiciones casi infrahumanas de temperatura y locación, ¿el resultado final valió realmente la pena? Esa pregunta se responde en los primeros 15 minutos, cuando un grupo de cazadores de pieles, que se prepara para navegar a casa en el río Missouri a principios de 1800 después de meses de caza en la naturaleza, es atacado por una tribu de de indios de la zona. Las flechas y hachas de guerra vuelan, rifles se disparan y los hombres mueren de maneras horribles. La estrella de la escena es una vez más – y como en el resto del film- la cámara de Iñárritu y el fructífero reencuentro con su director de fotografía Emmanuel Lubezki, que fotografía el caos con maestría y en luz natural de una manera que nunca se ha visto antes, colocándonos en medio de la batalla con tal intensidad que la escena inicial de “Saving Private Ryan” palidece. La secuencia es extraordinaria y no va ser la última vez que la cámara tome ese protagonismo y nos deje boquiabiertos.
El bosque, se convierte en el lugar inhabitable que uno supone debía ser en aquella época y funciona para recordarnos que la naturaleza siempre está en contra del hombre. Leonardo DiCaprio (Hugh Glass) realiza una actuación basada en la fisicalidad que es exactamente lo que el papel le requería, no hay demasiadas sutilezas cuando estás muriendo y renaciendo a cada momento. Siendo el centro emocional de la película, los recursos actorales de DiCaprio impiden que la película se hunda en un horror solemne. Su personaje podría funcionar como una personificación de nuestro instinto innato para sobrevivir, pero DiCaprio también le da un alma.
Su antagonista desalmado, John Fitzgerald (Tom Hardy) tiene mucho más material para trabajar su personaje. El actor disfruta de la odiosa profundidad del personaje con el que está jugando. Pero Iñárritu es en última instancia, el principal atractivo del film. Todo en esta gigante y desgarradora película está al servicio de lo que vemos. El hecho de que la última línea de diálogo se habla cinco minutos antes de los créditos finales lo pone en claro: las palabras importan poco. “Revenant: El Renacido” es una obra que descansa sobre las sensaciones. Y la historia que cuenta pone al frente la idea de la movilización de un hombre mutilado, motivado sólo por la pura rabia de una venganza que es tan genuina como como inútil.