Inspirada en hechos reales, “The Rite” narra la historia de Michael Kovak, un estudiante de seminario enviado al Vaticano para ser parte de un curso que intenta develar los pormenores del rito del exorcismo, práctica que la iglesia intenta instaurar nuevamente. A pesar de sus propias dudas sobre la veracidad de estas prácticas, de la desconfianza que le genera el tema (asegura que en todos los casos la ayuda de un psicólogo es más importante que la de un sacerdote) y de su cada vez más decreciente vocación religiosa, Michael decide conocer al Padre Lucas (Anthony Hopkins). Este heterodoxo sacerdote realizó cientos de exorcismos y será su mentor en el arte de retirar el demonio de los débiles cuerpos humanos poseídos. Los sucesos que le mostrará el Padre Lucas harán que Michael vislumbre un fenómeno inexplicable e incontenible: el demonio es aún más violento y persistente cuando los que lo rodean no creen en su existencia.
Este nuevo largo del sueco Mikael Håfström encuentra en la interpretación de Anthony Hopkins uno de sus puntos más fuertes (los últimos treinta minutos son una versión exacerbada de todo el despliegue histriónico del que hizo gala en la composición del doctor Hannibal Lecter veinte años atrás). El escueto pero logrado uso de los efectos visuales también merece ser destacado. Sin embargo, todo en “El Rito” (que desde hace dos semanas, fecha de su estreno norteamericano, se encuentra al tope de la taquilla de ese país) parece que le faltara unos minutos más de cocción. No es por sus varios puntos de contacto con “El exorcista” o que por momentos tenga un planteo idéntico a la reciente e independiente “El último exorcismo”: a los amantes del terror “visual” les faltará escenas propias del género y a quienes se enganchen con el costado “serio” del relato los decepcionará su segunda mitad. Las casi dos horas de proyección también se hacen sentir.