El cambio de apariencia, un concepto que sabe disparar toneladas de historias, con los más variados enfoques. El rostro de la medusa propone el suyo, y tomando un poco de distancia de las convenciones propias de estos relatos.
Desde el primer momento, y sin motivo aparente, Marina (Rocío Stellato) asegura que su cara es distinta a la de siempre. Un hecho que la desconcierta, aunque su familia tarda relativamente poco en habituarse. También implica una alteración en su trabajo como docente universitaria y la relación con su novio. Si bien trata de averiguar más sobre sus flamantes rasgos, comienza a experimentar las ventajas de lucir distinta, y hasta entabla relación con un joven.
Desde su ópera prima, el documental Las lindas, Melisa Liebenthal explora la identidad, los sentimientos con respecto a la imagen y cómo uno es percibido por el resto. Sin perder el carácter intimista, aquí da con el formato más ambicioso para plasmar sus preocupaciones. A través de situaciones absurdas que vive la protagonista surgen pasos de comedia, pero nunca deja de haber una reflexión explícita. De hecho, las fotos de las imágenes previas de Marina -algunas veces presentadas mediante animaciones y collages- corresponden a las de la directora. En este sentido, funciona como una extensión de Las lindas.
Para completar su tesis de formato ficcional, Liebenthal recurre a los animales. Se aprecia desde el título, y más adelante, casi a modo de separadores entre secuencias, incorpora grabaciones de zoológicos y acuarios. Así se impone el elemento documental. Pese a las intenciones que amalgamarlo con la premisa central, el resultado es desconcertante (al menos, para quien suscribe). Sí encaja mejor la intervención del reino animal cuando el gato de la familia de Marina se pierde y luego ella lo encuentra, para descubrir al rato que es otro felino parecido; otro ángulo de la importancia de la imagen.
El rostro de la medusa sale airosa por su audacia y deja en claro que Melisa Liebenthal sigue construyendo una obra tan personal como interesante.