La soledad y las contradicciones de la sociedad
"Me pareció interesante el personaje de Albert Nobbs, porque es alguien que tuvo que borrarse a sí mismo, casi completamente, para sobrevivir". Esto lo expresó Rodrigo García, el hijo cineasta de Gabriel García Márquez, y autor, entre otros filmes, de Amor de madres.
La película recrea la novela breve del escritor irlandés George Moore (1852-1933). En la década de 1980, la obra fue adaptada para el teatro y representada primero en París y luego en Broadway, donde se estrenó en 1982, protagonizada por Glenn Close.
Desde entonces, llevar la historia al cine se convirtió en una obsesión de Close. Escribió el guión conjuntamente con John Branville y como no consiguió productor interesado en financiar la película, la propia actriz aportó el dinero para concretar el rodaje. También fue ella quien eligió a Rodrigo García para asumir la dirección.
En el inicio del relato, Albert Nobbs aparece como mayordomo en el hotel Morrison de Dublin. Paulatinamente, el director va perfilando rasgos de su personalidad.
Porque en realidad es una mujer, que no cambió de sexo, sino que se viste con vestimenta masculina y disimula su condición femenina por razones que se explicitan en el filme.
Es reservada, sin amigos entre los hombres y tampoco entre las mujeres, y vive su trabajo y su estancia en el hotel Morrison como una suerte de cárcel que ella misma se construyó.
El conflicto dramático se instala en la película y en la vida de Nobbs cuando Margareth Baker, la dueña del hotel, la obliga a compartir su habitación, por una noche, con el pintor y carpintero Hubert Page, quien ha sido contratado para realizar tareas de mantenimiento en el edificio.
Otros dos personajes claves de la historia son el plomero Joe Mackins y su amante Helen Dawes, una camarera del mismo hotel, a quien Nobbs invita a pasear por la ciudad mientras barrunta la posibilidad de abrir un negocio de tabaquería, y la prodiga de obsequios, a pesar de su acendrada avaricia, por razones que deberá descubrir el espectador.
"No se trata --escribió Mónica Ottino-- de la historia de una lesbiana frustrada, sino de un ser aterrado ante la vida que decide usar un disfraz que, como todos los disfraces, termina por adherirse a su piel".
La intención de Moore, rigurosamente respetada por el director, fue describir la extrema soledad de la protagonista y las contradicciones de una sociedad inmersa en un mar de hipocresías, represiones y agobiantes ambigüedades.
Además de la excelente actuación de Glenn Close, nominada este año por la Academia de Hollywood en el rubro mejor actriz, también cabe destacar los trabajos de Janet McTeer en el papel de Page, y de Brendan Gleeson como el doctor Holloran, que aporta un poco de humanidad a ese gélido universo retratado en el filme.