Dalmiro no puede asumir la pérdida de su hermano. Lo nombra en presente, se pone feliz cuando un nene que juega a la pelota se llama Eliseo igual que su hermano y quiere despegar, pero le cuesta horrores. Dalmiro está atascado en su vida. Su jefe lo maltrata, va a casting patéticos para entrar a un reality en busca de algo de dinero, hace promociones para sacar la cabeza del agua, pero no. La viuda de Eliseo le dice que tiene que pagar una deuda con su hermano y debería saldarla llevando a sus sobrinos a Disney. Sería la oportunidad para reconciliarse con su presente, saldar deudas del pasado y mirar con otra lupa el futuro. Pero todo se le hará cuesta arriba. Eugenia Sueiro pintó un retrato certero de un tipo común gracias a una interpretación luminosa como la de César Bordón, bien secundado por Vanesa Maja y Roberto Vallejos. Una película pequeña con un mensaje muy grande.