La película de Octavio Revol Molina se basa en la leyenda argentina sobre una mítica criatura que es especie de Pie Grande nacional, una enorme criatura peluda que se esconde de la mirada humana y cuando es avistada puede ser confundida con un oso. La excusa de la película es seguir a un grupo de biólogos que no buscaban encontrarse con esta leyenda, sino que contaban con la posibilidad de encontrarse un oso andino, pero los lugareños se la presentan a través de sus historias, cosas que escucharon o que dicen haber visto.
La estructura narrativa de esta película de terror es original: la trama argumental principal solo es una excusa para desplegar a través de flashbacks (y a veces hasta un flashback dentro de un flashback) pequeños cuentitos sobre las apariciones o el posible origen del Ucumar. El problema es que así los protagonistas quedan relegados, es imposible de conectar con la historia y parece más bien un conjunto de escenas, una antología de cuentitos, que en su afán de narrar la leyenda algunas se tornan hasta repetitivas.
Hay muchas versiones sobre la criatura sobrenatural. Como es algo que se va trasladando oralmente, la historia se transforma y se puede decir que es macho o que es hembra; se dice que si te agarra te viola o algunos que te mata directamente, quizás que te come; que agarra mujeres para engendrar o que busca niños… En fin, son amplias las versiones obre sus apariciones en el Noroeste argentino y Revol Molina parece no terminar de decidirse por ninguna por lo que plasma un poco de cada una.
Desde el escepticismo hasta el miedo y la fascinación, pasando por la curiosidad propia de cualquier historia que parece increíble pero tiene algo que la hace sospechar de ser real, a causa de esta estructura a los protagonistas les termina faltando un arco mejor logrado y no tienen dimensión alguna. Hacia el final, hay alguna sorpresa que impacta y le da a la película la sensación de que en una versión más escueta, sin incontable cantidad de flashbacks, podría haber funcionado mejor. La idea de rejunte de relatos sobre los avistamientos le resta ritmo.
Desde lo técnico, todo está rodado con mucha prolijidad, una notable fotografía y un buen uso de los efectos especiales que sumado a las interpretaciones sólidas le imprimen un tono serio al film, inesperado para la curiosa historia pero que le funciona con sus gotas de ironía o parodia. Con excepción de la escena precolombina donde todo luce inverosímil. Por momentos se atreve al gore y hay un par de imágenes jugadas, con crueldades que suelen verse cada vez menos en el cine.
El Ucumar se adentra en la fascinante mitología local y nos presenta una leyenda que no es tan popular por fuera del interior del país (dentro del cine argentino, en la reciente película correntina La Luz Mala se hace alguna mención). Argentina es un país enorme y no solo está lleno de paisajes sino también de historias, solo hay que saber encontrarlas.