Escrita y dirigida por Pablo Solarz, "El último traje" cuenta la historia de Abraham cuando ya es un hombre mayor, un judío ahora abuelo y a quien su familia de a poco empieza a despojarlos de su hogar para quedar destinado a pasar sus últimos días en un geriátrico.
No obstante no es eso lo que quiere Abraham, al menos no sin cumplir con una tarea que dejó pendiente durante más de cuarenta años. Así, sin avisar a nadie, escapándose de su familia, Abraham viaja a Europa para poder llegar a su destino final, Polonia, el lugar donde nació y país que ni siquiera puede nombrar en voz alta.
Un viaje que lo irá cruzando con diferentes personajes a medida que va sorteando cada uno de los destinos previos que deberá cruzar antes de llegar a su destino final. Abraham es una persona graciosa cuando quiere, seductora pero también testaruda y orgullosa.
Y si bien tardó varias décadas en decidirse a llevar a cabo esta promesa de viajar a Polonia para llevarle un traje a un amigo que lo ayudó cuando eran jóvenes, cuando le tocó sortear uno de los momentos más duros y difíciles (e inentendibles) de la historia mundial como fue el Holocausto, ahora Abraham no permitirá que su viaje se trunque.
Las adversidades son varias: que no lo quieran dejar entrar a España, que una vez que lo lograra le roben todas sus pertenencias y dinero en un hotel barato, un reencuentro casi forzado con su hija cuando se ve obligado a pedirle ayuda, la negación a que el tren que se va a tomar pase por Alemania, aquella tierra que detesta.
La primera parte de la película apuesta a un humor tierno acompañando a este peculiar personaje (con su también peculiar misión: simplemente llevar un traje), mientras que después de la mitad la cosa se va poniendo más difícil.
Ahí empieza a introducirse demasiado ese pasado nunca pisado y el miedo a que aquello que está yendo a buscar quizás no esté, a que ya sea demasiado tarde. El film se torna mucho más emocional y melancólico hasta llegar a un final conmovedor de esos en los que es muy difícil contener una lagrimita. Miguel Ángel Solá es el alma de esta película.
Su Abraham avejentado pero al mismo tiempo lleno de vitalidad y firmeza nos seduce desde el minuto uno.
Durante el viaje lo acompañan otros actores como Martín Piroyanski, Natalia Verbeke, Ángel Molina, Julia Beerhold y Olga Boladz. De hecho el film cuenta con una atractiva galería de personajes femeninos que deambulan a su lado y acompañan a Abraham en cada uno de estos encuentros. Este segundo largometraje de Solarz (más reconocido por su faceta como guionista, incluso de éxitos taquilleros) es un viaje íntimo y físico a un lugar y a una parte de la historia que siempre estará vigente.
Es también una película que fácilmente podría haber caído en golpes bajos y lugares comunes y sin embargo se la siente más bien sutil y genuina.