El coloso de la periferia
En el nuevo opus del cada vez más genial Pablo Trapero, se deja ver la lucha de las más grandes instituciones sociales en el armado y desarmado de un pueblo segregado, en su intento de elevar su calidad de vida. Y en ese constante conflicto que es la trama del director de Leonera (2008) y Carancho (2010), aparecen un montón de personajes riquísimos que ofrecen una visión muy humana de las cosas, partiendo de las firmes decisiones en situaciones extremas, hasta las habituales dudas que nos alejan de nuestro porvenir en la lucha cotidiana por intentar ser mejores. Además, a cada uno le podemos agregar unas escenas de presentación simplemente brillantes.
Elefante Blanco (2012) aparece como la producción más elaborada de Trapero en lo que a trama refiere, sobre todo porque no permite que un tema tan complejo y delicado sea trastocado con las típicas manchas del prejuicio, la demagogia u otras cuestiones. El realizador se pone en un lugar sumamente subjetivo, de la forma más objetiva que su cámara le permite, y ese es uno de los grandes méritos de su más reciente obra, la cual este servidor pone en lo más alto de su filmografía. Eso, sin contar el alucinante despliegue de producción, sobre todo en el climax del filme.
Qué decir de los protagonistas. Si bien por momentos el personaje principal es, claramente, el de Renier, Ricardo Darín no le da oportunidades a nadie. Está en una de sus performances más logradas, y se lleva por delante todas las escenas, con un papel único en su carrera, en el cura villero más creíble que podía haber dentro de las posibilidades para esta propuesta cinematográfica.
Por supuesto, la gigantesca Martina Gusmán nunca se queda atrás, y le da el equilibrio (y desiquilibrio en cuanto a trama) perfecto a una historia que pide a gritos su seguridad frente a cámara tan característica. Renier, por su paste, muy correcto en su participación, luchando con el español pero dando cátedra con los silencios y las miradas, enamorando a la pantalla con su humanismo.
Mientras el film expone una realidad lamentable en las zonas más desprotegidas de nuestro país, poniendo en primer plano la denuncia por el histórico abandono del proyecto de hospital del hoy denominado 'Elefante Blanco de la Villa 15', se reivindica la labor del Padre Carlos Mugica, enalteciendo su imagen en pasajes casi documentales y testimoniales de la película, y en un discurso del personaje de Darín que estremece. El resto, con el típico desliz hollywoodense en los finales frenéticos de Trapero, con mucha cámara en mano y plano secuencia, en escenarios fotografiados de forma única, es de digno deleite. Una película imperdible que no puede dejar indiferente a nadie. Para ver y pensar, como todo el cine de Trapero.