Esos chicos! Todo el día en la compu!
Así como hace unos cuantos años "The Blair Witch Project" revolucionó el género de terror inaugurando el found footage, en este filme el formato también es nuevo y diferente, toda la dinámica de la historia se da en el monitor de una computadora, donde cinco amigos comparten una conversación por Skype.
Una noche cualquiera, Blaire (Shelley Henning) está gastando tiempo en su computadora y googleando información sobre el suicidio de una compañera de colegio sucedido un año atrás. Laura Barnes se quitó la vida luego de que un humillante video donde se la veía borracha se viralizara en Youtube.
Blair recibe una llamada de Skype de su novio, luego otros tres amigos se suman a la conversación, hasta que un desconocido se integra al grupo, sin foto, sin invitación, y nadie parece poder eliminarlo. El anónimo invitado los provoca, los molesta, parece saber bastante sobre ellos, así que tratan de quitarlo de la conversación, pero no lo logran. Buscan casos parecidos en la web, prueban con antivirus, pero el desconocido no solo sigue ahí, sino que comienza a atacar por varios frentes, chatea con el grupo y con cada uno por separado, sube contenido a sus cuentas de Facebook, les taladra la cabeza con rumores, y finalmente dice que es Laura Barnes. Todos se niegan a creer que se trata de ella, y sospechan de un hacker, pero es tan habilidoso que no solo se ha metido en sus computadoras, sino también en sus cabezas.
De a poco revuelve verdades, mentiras, pone a unos contra otros, y propone violentos juegos que pondrán en peligro la vida de los cinco, hundiéndolos en pánico, histeria y terror.
La historia atrapa desde el principio, no sabemos si es un hacker o un fantasma, pero como sea mete mucho miedo, y logra todo lo que se propone.
Lo primero que se nos viene a la mente con tanta tecnología y la rapidez con la que los protagonistas se mueven por la web, es que hay que tener menos de veinte años para disfrutar de un filme como este, que logra un verdadero clima de claustrofobia, donde los pobres y aterrados jóvenes no se alejan jamás a más de un metro del monitor. Todo sucede ahí, ellos se aman, se odian, se insultan y entregan a sus amigos para salvar sus vidas, pero todo gracias al wi fi.
En esta típica historia de hostigamiento, donde alguien vuelve para vengarse, no hay corridas, huídas por escaleras, golpes de auxilio en las puertas de los vecinos, todo se reduce a una computadora dentro de un típico cuarto de adolescente superficial y de clase media, cuyo mundo es solo la escuela y los chismes sobre sus compañeros.
Actuaciones genéricas, una muy prolija edición, muchos gritos histéricos, y un sádico acosador sin rostro mantienen la tensión en esta historia de terror adolescente, donde la única innovación pasa por el formato, y alguna que otra reflexión sobre el cyber bullying que quedará a cargo del espectador.