Con mis drugos al ataque vamos a ir...
Había una vez una Argentina en la que las bandas de rock obedecían a una determinada estructura paradigmática: salvo contadas excepciones, siempre nos encontrábamos con un virtuoso, un gran letrista, un buen cantante y un “don nadie” especializado en cultivar el perfil bajo. Los roles a veces se superponían en una misma persona pero resulta innegable que estas características dominaron la escena desde el surgimiento del movimiento a fines de los ’60 hasta la pauperización estilística de principios de los ’90. Con el menemato y la miseria social extendida el nivel de calidad cayó en picada arrastrando a todos tras de sí.
Si pensamos en Los Violadores, la agrupación pionera del punk criollo, los señores no escapan a esta regla general. Aunque en sus orígenes a comienzos de los ’80 patearon el tablero atacando de lleno a los músicos multiinstrumentistas de entonces, ellos también reprodujeron aquel clásico esquema del “rock nacional” (era inevitable, estaba inscripto en su identidad cultural). Cumplidos treinta años del puntapié inicial de una vertiente que a posteriori nunca pudo superar el impulso innovador del primer momento, hoy llega dentro de la andanada revisionista contemporánea el documental Ellos son, Los Violadores (2009).
El trabajo abarca toda la carrera del grupo centrándose principalmente en el despegue en plena dictadura, el proceso subsiguiente de consolidación, las internas que derivan en la separación de la alineación histórica y la reciente vuelta al ruedo con integrantes alternativos. A pesar de algunos problemas técnicos durante las entrevistas y una edición un tanto desprolija, el film sin embargo mantiene el interés ofreciendo los testimonios de Pil Trafa, El Polaco, Sergio Gramática y Hari- B, más aportes de los actuales El Niño, Sergio Vall y El Tucán (Stuka no fue de la partida). Los registros en vivo demuestran ser escasos.
De hecho, mientras que del preámbulo under sólo queda un puñado de videos inescuchables en Súper 8 y VHS, en contraste el DVD domina los ensayos y las presentaciones de la última formación. Distintos periodistas, managers y colegas contextualizan los acontecimientos narrados en primera persona y cumplen el rol de un locutor en off tácito, uno bastante monocorde por cierto. Quizás con menos participación de bandas mediocres, un mayor número de temas y un análisis más inteligente, la propuesta podría haber llegado mucho más lejos. Los días de gloria pasaron pero aún así el presente conserva la dignidad...