La comedia argentina tiene una buena cantidad de vertientes, pero casi nunca se atrevió -al menos, de manera satisfactoria- con el humor absurdo, inteligente y creativo como el que desde los Estados Unidos potenciaron la trío David Zucker, Jerry Zucker y Jim Abrahams en películas como ¿Y dónde está el piloto? (Airplane, 1980). Es posible encontrar algo de esos elementos en algunos films del cine argentino de género independiente, por el lado de la productora Vaco Moloco. Pero el exponente más nuevo y deudor de aquellos largometrajes proviene de La Plata: En busca del muñeco perdido (2016).
Fito y sus amigos se conocen desde chicos y siempre estuvieron condenados a ser suplentes, del equipo de fútbol vecinal y de la vida en sí. La chance de hacer algo grandioso reside en un muñeco gigante, relleno de juegos de pirotecnia, que, como es tradición, deberá ser quemado el 31 de diciembre, a fin de despedir el año anterior y recibir al nuevo. Pero a pocas horas del ritual, descubren que el muñeco, preparado con amor y dedicación desde hace tiempo, les fue robado. Tendrán un puñado de horas para recuperar la verdadera fuente de esperanza personal, no sin antes toparse con diferentes tribus, personajes y situaciones con alto grado de locura.
Los responsables de Tangram Cine ya venían demostrando su imaginación y su sentido del humor en las series web Policompañeros motorizados (que retrata la vida de agentes de la ley cuando no están siendo heroicos) y Un año sin televisión. Aquí logran explayarse en su estilo, con montones de parodias y homenajes (a comedias como El mundo según Wayne y películas fuera del género), un desparpajo a prueba de todo y un saludable nivel de autoconsciencia: en algunos momentos, los Fito y sus amigos suelen interactuar con los propios cineastas, y hasta advierten la llegada de flashbacks y se divierten con ese recurso. Y detrás de los gangs y del delirio que puebla la trama, una tierna oda a la amistad.
Si lo que se busca es reírse a carcajadas y disfrutar de referencias a superhéroes, monstruos, pandillas y demás, entonces En busca del muñeco perdido se erige como una propuesta imperdible.