Papá es un ídolo
En tiempos en donde las franquicias de acción con actores veteranos ya no saben de qué forma seguir en pie, aparecen de manera aislada y sin ninguna prisa, películas como En defensa propia. Aquellos actores (Bruce Willis en este caso) que han sabido hacer del género su fuerte indiscutido, aceptan este tipo de papeles como para seguir explotando su potencial y su trayectoria, sin tener en cuenta que, muchas veces, el tiro puede salir muy mal.
Este filme cuenta la historia de Will (Hayden Christensen) quien, en su intento por forjarle un carácter a su hijo acosado por los bullies del colegio, lleva a su familia de vacaciones a una casa en el medio del bosque para enseñarle a su querubín a cazar. Todo sale mal cuando terminan siendo testigos de un intento de asesinato, y el padre en cuestión se verá envuelto en una carrera contra el tiempo para salvar a su familia y no quedar implicado en un robo fallido.
Desde el inicio hasta su conclusión, la película navega constantemente en aguas conocidas. Tanto los personajes como el guion no aportan nada nuevo, manteniendo un ritmo narrativo letárgico y carente de toda emoción posible. Bruce Willis está solo dentro de una producción que parece estar hecha para saldar la deuda de alguien, más que para mostrar algo innovador que justifique la realización de la misma. Hayden Christensen nunca se ha destacado por sus dotes actorales, ni siquiera dentro de la saga de Star Wars que lo catapultó a la fama. En esta película todos parecen sentirse fuera de lugar e incómodos con sus roles, quitándole vida a la trama que, quizás con una vuelta de tuerca en su escritura, podrían haberla salvado.
Estamos ante una película hecha estrictamente para la televisión, de esas que se encuentran de casualidad un domingo a la tarde donde nunca hay nada interesante para ver. No se explica el por qué tuvo que estrenarse en los cines, pero claramente no quedó a la altura de las circunstancias, dejando un producto insípido, lleno de fallas argumentales y con unas actuaciones que fluctúan entre lo pobre y lo mediocre.
Habrá que esperar al próximo año para mejorar la calidad en todo sentido, siempre y cuando los realizadores se enfoquen en guiones con buena carga narrativa y no sigan transitando lugares comunes.