Soy la freak de los musicales, no me molestan las parodias ni la intertextualidad. Pero hay límites. Desde ya hace unos años, nos vamos encontrando cada vez más seguido con historias “refritas”: “El inicio”, “La versión 2000”, “El homenaje”, “tal personaje cómo sería hoy”, que han llevado a estas películas en las que se citan a todas las previas pero cada vez aportando menos. Así nos encontramos con personajes bidimensionales y los giros de historia más planos que hay.
Este es el cuento que une a todos los cuentos. Está Caperucita Roja, Rapunzel, Cenicienta, Jack y sus habichuelas mágicas y, claro, lo que casi todos estos relatos tienen en común: la malvada bruja. En este desfile de personajes, lo que se remarca es que todos viven en el mismo punto geográfico (sí, todo esto pasa en una sola aldea) y que todos saben cantar. Más allá de algún que otro número que es interesante como el de la bruja frente a Rapunzel o el de los dos príncipes que te saca varias carcajadas, el resto de la película es realmente un suplicio.
El elenco incluye a Chris Pine como el Príncipe Encantador, Anna Kendrick como una Cenicienta muy poco interesada en el príncipe y muy interesada en limpiar y llorar a su madre, Meryl Streep como la bruja del bosque (a veces buena, a veces mala), Emily Blunt es la mujer del panadero (sí, esa es la ÚNICA gracia del personaje) y unos cuantos secundarios ya viejos conocidos de los musicales en cine en general. Pero el problema no es que todos convivan cual si se tratara de “Once upon a time”, sino que los personajes no desarrollen ninguna de sus posibilidades frente a la situación que se plantea ni ninguna vuelta de tuerca como corresponde.
Como tiene sentido siendo de Disney: la estética, el vestuario y los arreglos musicales son realmente impecables. Hacen una búsqueda vintage en cuanto a los efectos que queda simpática. El argumento, parece un boceto. Lo único positivo es verla a Meryl que como siempre es una lección de actuación.