La historia de Moby-Dick ha atraído a millones de personas alrededor del mundo. La idea de una ballena gigantesca, invencible y casi malévola resulta fascinante. El director Ron Howard, quien ha dirigido grandes películas como Rush, Frost/Nixon y Una Mente Brillante, decide contar los entretelones detrás del clásico libro de Herman Melville. La verdadera historia que inspiró al escritor, la del ballenero Essex.
Owen Chase (Chris Hemsworth) quiere ser Capitán de su propio barco y aunque tiene la experiencia necesaria es obligado a ser Primer Oficial del inexperto y acomodado George Pollard (Benjamin Walker). Aunque se detesten, deberán trabajar juntos con su tripulación para conseguir cientos de barriles de aceite de cachalote. Después de todo, las peleas quedan en segundo plano cuando se encuentran con la terrible ballena blanca que los perseguirá hasta los confines del mundo.
Los desastres, los dramas y los conflictos que el grupo de marineros encontrará en el viaje son narrados por el único sobreviviente, Thomas Nickerson, quien es interpretado por Tom Holland cuando era tan sólo un niño en el Essex y por Brendan Gleeson cuando le cuenta la historia al joven Melville (Ben Whishaw).
A pesar de la presencia de actores como Hemsworth y Cillian Murphy, terminan siendo más interesantes los personajes de Melville, como un joven escritor desesperado por ser recordado y temeroso de transformarse en otro artista del montón, y del viejo Nickerson, que sigue acechado por los fantasmas del pasado y por las traumáticas experiencias que atravesó cuando tenía apenas catorce años.
La película se destaca por algunas grandes escenas dramáticas y vertiginosas. La primera es durante una tormenta terrible con la que los marineros se topan mientras navegan, y el resto de las secuencias se centra en el enfrentamiento con la gigantesca ballena asesina. Pero a pesar de los buenos intentos de Howard por entretener e impresionar, el guión básico y el desarrollo casi inexistente de los personajes hace que la película sólo logre ser atrapante en las contadas escenas de acción. A diferencia de la obra maestra de Melville, que aun hoy sigue vigente, estamos ante un film que pasará rápidamente al olvido.