Un tour que activa el camino a la rebelión contra la injusticia y la tirania
“Los juegos del hambre: En llamas” es una película que, como bien dice su título, prende la chispa que (suponemos, esperamos) desatará un caos en la próxima entrega. Dirigida por Francis Lawrence (“Agua para elefantes”, 2011, “Soy leyenda”, 2007) las acciones se desarrollan en Panem, un lugar dividido entre los desposeídos que mueren de hambre en los distritos y los habitantes del Capitolio -una apología al capitalismo salvaje- donde dirigentes y privilegiados que llegan hasta provocarse vómitos para poder seguir comiendo.
Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) y Peeta Mellark (Josh Hutcherson) ya están de regreso en su distrito, el 12, para el reposo de los triunfadores de la edición 74 de los Juegos del hambre.
Ella se reencuentra con su gran amigo de la infancia Gale Hawthorne (Liam Hemsworth) y con su familia.
Pero ese descanso es efímero, Peeta y Katniss se ven embarcados en “La gira de la victoria”, un tour que dará pie a levantamientos en los diferentes distritos.
El Presidente Snow (Donald Sutherland), con la ayuda de Plutarch Heavensbee (Philip Seymour Hoffman), tiene como finalidad alejar cualquier vestigio de insurrección, para ello deben eliminar los iconos populares corporizados en quienes triunfaron en clara oposición al poder.
Se anuncia entonces el tercer Vasallaje de los 25, una edición especial de los juegos que pone a los antiguos campeones de cada distrito como tributos, modificando las reglas.
Personajes viejos, Caesar Flickerman (Stanley Tucci), presentador del reality show, y Haymitch Abernathy (Woody Harrelson), mentor borracho que ayudo a ganar los juegos pasados, aparecen en tono cómico como una manera de aliviar la tensión que atraviesa el texto.
A pesar de que “En llamas” claramente persigue el objetivo de una buena recaudación en la taquilla demuestra, instalando un discurso de rebeldía, ser algo más que un simple entretenimiento. A diferencia de la primera parte, donde el foco de atención está en la batalla entre los jóvenes por la supervivencia, se pueden apreciar los primeros indicios de la revolución donde la gente, harta de un sistema opresivo, deposita su fe en Katniss y se refugia en ella como símbolo de la rebelión.
En ese sentido la realización alude a referencias religiosas en forma permanente, por un lado el mandamiento “No mataras”, por otro, en una escena clave de la historia, el cuadro conformado por el cuerpo de Katniss, tiene referencias directas a Cristo, y la escena en su conjunto podría leerse como implicando directamente al Che Guevara. Ambos en la historia de la humanidad aparecen como personas que produjeron cambios radicales en la sociedad, por lo que esta podría ser una interpretación valida.
Con guión de Simon Beaufoy (“Slumdog millionaire”, 2008) y Michael deBruyn (“Little Miss Sunshine”, 2006), basado en la segunda novela de la trilogía de Suzanne Collins, “En Llamas” logra ser consistente y de buen ritmo narrativo, tan atrapante como para mantener al espectador atento sus casi dos horas y media de duración.
Con respecto a la música, el compositor James Newton Howard recupera los temas de la primera entrega, pero en éste caso, gracias a la conjugación con la dirección de arte en general y la fotografía en particular, crear climas opresivos, que la primera no tenia, al mismo tiempo que acompañar los estados de ánimo de los personajes principales.
A nivel general, lo más atractivo resulta ser lo visual, el detalle con el que están construidas las imágenes, los primeros planos para el lucimiento de Jennifer Lawrence, o el vestuario que por momentos oculta las formas y por otro los exacerba, o los espacios que juegan un papel importante, como el interior del hotel, el campo de batalla, las fiestas en el Capitolio, todo es llamativo y exuberante.
Es que el mundo del poder concentrado en el “Capitolio” es así, un híbrido entre un canal de moda, uno de farándula y uno de cocina.
Cuando los distritos se unen para levantarse en contra del gobierno instituido, se podría pensar que a nuestra heroína le resuena algo la frase de Carlos Marx “Proletarios del mundo, uníos”, salvo que en éste caso, la frase pasa a ser: “Recuerda quién es el verdadero enemigo”.
Sólo resta esperar la tercera parte, pues la lucha continua.