Inteligente mirada sobre el dolor, la muerte y la esperanza
La directora danesa Susanne Bier ya ha dado cuenta de su excelencia en films como “Corazones Abiertos” (2002)) y “Después del Casamiento” (2006) entre otros, pero si faltaba algún reconocimiento a su talento este le llegó con el Oscar a mejor película extranjera para su film “En un mundo mejor.”
Su cine es una indagación sensible en personajes sumergidos en momentos cruciales de la vida, a veces sometidos a decisiones extremas, siempre desde una mirada comprensiva de la directora ante la fragilidad humana.
“En un mundo mejor” se centra en la familia (ya explorada en sus películas anteriores como “Hermanos”, 2004, y “Cosas que perdimos en el camino”, 2007), especialmente en la vida de dos niños. Tenemos la familia de Christian, que acaba de sufrir la pérdida de la madre, y la de Elías, cuyos padres se están divorciando. La amistad se establece entre ambos niños cuando Christian defiende a Elías del acoso constante de otro chico de la escuela. Elías le estará muy agradecido, pero habrá consecuencias insospechadas cuando Christian lo involucre en un plan de revancha que se le escapará de las manos.
Paralelamente la historia se desarrolla en Dinamarca y en África, allí donde viaja periódicamente el padre de Elías, un médico idealista en misión humanitaria en un campo de refugiados. Tendrá que enfrentar a un hombre de la tribu que pone en peligro la vida de mujeres embarazadas, movido por la diversión de hacer apuestas sobre cuál será el sexo del bebé que llevan en su vientre. A pesar del espíritu pacifista del médico las circunstancias lo pondrán al límite. Aunque sean dos mundos bien diferentes, en ambos se impone el más fuerte: ya sea en esa tribu africana, en donde no hay ley (visible al menos), o en la escuela danesa, en donde los chicos abusan de su fuerza sobre otros si se los deja a su libre albedrío. La gran diferencia es que en el caso de los niños aún pueden aprender acerca de las consecuencias de sus actos, y en esto los padres cumplen la misión crucial de guiarlos a través de la complejidad de las relaciones humanas.
El film es una inteligente exploración sobre el dolor de la muerte o de un divorcio para los niños, así como de temas tan actuales como el bullying en los colegios (cuando los alumnos acosan a otro con violencia). ¿La única salida es contestar a la violencia con más violencia? ¿Dónde está el límite? El título original del film (“Haevnen”) se traduciría como “Venganza”, en cambio el título que adoptó en su distribución mundial apunta más esa mirada siempre abierta a la esperanza de Susanne Bier en medio de la gran intensidad dramática de sus historias, y nos hace plantear si es posible un mundo mejor, no como mera utopía sino como un cambio hacia nuevas normas de comportamiento.