Ínfulas de pasión
Con una ambientación muy formal y que no sobrepasa los cánones de lo políticamente correcto, nos llega este anodino drama romántico con aspiraciones a tocar la puerta del corazón cerrado con candado de algún espectador que logre conmoverse con esta historia teenager, aún cuando la dirección de Lone Scherfig es muy buena y la actuación de la joven y bella Carey Mulligan sea excelente.
¿Qué me atrapó del filme? Practicamente nada. La historia, al finalizar, resulta ser un retazo de la vida de una niña cegada por una vida reprimida, principalmente ocasionada por su conservador padre, que vive demasiado pendiente del qué dirán y apunta, más que a un futuro digno de su hija, a una comodidad lograda por las buenas conexiones superpuestas a esa "educación" tan discutida (digamos) en la Londres de los '60 y retocada con perfume francés y sueño liberal en esta cinta.
Tanta filosofía barata, maquillada por el buen apartado técnico, termina por seducir a un espectador que quizás se encuentre atrapado en los primeros 30 minutos de metraje (Scherfig no pierde tiempo, y manda toda la carne al asador en el minuto 5), pero que después verá como todo se termina disipando solo, por culpa de un final malogrado y absurdo, demasiado tierno para la crudeza que merecía el relato, actuado medianamente bien por un reparto demasiado global como para ponerse de acuerdo con el acento inglés.
El papel de Alfred Molina es aceptable, así como el de Cara Seymour, y el de Olivia Williams interpretando a la señorita Stubbs. Quizás el personaje más significativo sea el de la directora del colegio, que logra ponerse en el papel de juez entre tanta irreverencia y petulancia por parte del gran papel encarnado por Mulligan, cuyo personaje se roba todos los planos.
Peter Sarsgaard está muy pobre en su actuación, desilusionando completamente. No está a la altura del que quizás sea el personaje más importante de la historia, después de la joven Jenny, claro.
En fin, tenemos un muy buen desempeño en la dirección de arte y fotografía, con bellísimas tomas, así como la musicalización y el vestuario. En cuanto al guión, voy a ser menos permisivo y le doy un regular, ya que en definitiva, la historia se hace pesada por culpa de unas líneas aburridas y sin contenido, salvando algún que otro intento de forjar una enseñanza que se queda en la moralina fácil por no tener la suficiente profunidad.
Se pasa el rato, pero la trama termina por ser pobre, floja y hasta innecesaria. La verdad, no comprendo la nominación al Oscar. Me parece que esta historia está tan sobrevalorada como pasa con The blind side, filme que se mide más por la actuación de la renacida Sandra Bullock que por lo que sucede durante el desarrollo propiamente dicho. Pero bueno, hay para todos los gustos. Esta que nos compete, sabe a poco.