Dos mujeres y la vida en pareja
A Maria Sole Tognazzi, la interesante autora de Viajo sola, ningún personaje parece seducirla más que el de la mujer independiente. Vuelve a abordarlo ahora y lo lleva a un ejemplo diríamos más "extremo" no porque en su ánimo esté la voluntad de escandalizar sino porque prefiere precisamente lo contrario: descartar por completo el innecesario y vulgar subrayado que tantas veces viene asociado al humor vinculado con la homosexualidad y en todo caso poner el ojo en la normalidad de personajes y situaciones cotidianas, similares a las de cualquier pareja.
Cinco años llevan conviviendo Marina y Federica, y a pesar de que se las ve hacerlo en armonía, muestran personalidades bien diferentes. Para Federica, arquitecta, ésta es su primera experiencia homosexual y se diría que no logra aceptarse del todo en ese rol si bien nadie pondría en duda el cariño que siente por su compañera, ya ex actriz. Federica ha estado casada, tiene un hijo ya adulto y nunca se muestra tan segura de sus elecciones y tan liberada del qué dirán. Marina, en cambio, más segura en sus elecciones y más experimentada, es dueña de un carácter más decidido y un espíritu más abierto, pero está claro que juntas han logrado cierto equilibrio, a pesar de que no faltan entre ellas algunas disidencias. Son las que generarán una crisis cuando Federica ceda a una reminiscencia del pasado (un viejo amor) y ponga en cuestión la solidez de la relación.