(Anexo de crítica)
“Algunas de estas cosas sí sucedieron”, es lo primero que nos dice David O. Russell en su nueva película, con la que vuelve a ocupar las cuatro categorías principales de los Premios de la Academia. Y es que tanto como al director como a sus protagonistas, los pesos pesados de Hollywood parecen quererlos mucho por lo que American Hustle viene arrasando en las entregas de premios. El director toma ciertos hechos reales para incluirlos a su historia de ficción, una película ligera de poco más de dos horas de duración.
En este caso, la historia es de estafadores. Gente que dicen ser una persona pero son otras, hasta el punto de a veces vivir una vida que no es real. Eso le pasa principalmente a su protagonista femenina, una Amy Adams bellísima y más elegante que nunca. Intenta sobrevivir, aunque las chances sean malas, bajo una coraza que la convierte en otra persona. El tema de las apariencias, las falsas apariencias, es clave en la película, que, a lo contrario, se la percibe auténtica y honesta.
American Hustle es más que una película de estafas, es una película de personajes, y entonces, de relaciones.
Está ella, la mujer que intenta sobrevivir aparentando ser alguien más; el hombre de varios negocios que convive con una mujer inestable y su hijo; la mujer impredecible obsesionada con el perfume de un esmalte de uñas y que no puede evitar quemar cosas en su casa cada dos por tres; el policía apasionado que dice todo el tiempo querer hacer lo correcto pero en realidad parece buscar el reconocimiento; el buen hombre y confiado que tiene una enorme familia con las puertas abiertas y siempre dispuesto a ayudar.
Sin duda sus actores, entre las que vemos rostros familiares del cine de Russell, la mencionada Amy, Christian Bale, Bradley Cooper, Jennifer Lawrence y hasta una memorable participación de DeNiro, son los que hacen que esta película sea tan grande. Porque es cierto que el film no es demasiado novedoso pero eso no lo hace malo, todo lo contrario, Russell sabe posicionar cámaras, dejarlos ser a los actores y además musicalizar las escenas hasta el punto de ponerte la piel de gallina. La banda sonora de la película sin duda es un punto muy fuerte del film.
Ambientada en los 70s, con mucho cuidado en la construcción sobretodo de la imagen de los personajes, vestuarios, maquillaje y peinado, el film es un desfile de secuencias algunas más ricas que otra a nivel narrativo pero siempre impecable desde lo técnico.
Quizás el film no llegue a la altura de otras películas con los mismos reconocimientos pero es injusto decir que no se lo merece, es un film que se siente que tiene corazón y no se percibe en lo absoluto pretensioso. Una apuesta agradable, quizás no tan divertida como la comedia que nos están queriendo vender, pero que sin duda nos dejará con una sonrisa en el rostro, y esa sensación es lo mejor que le podemos pedir.