Debo decir que esperaba con ansia ver esta nueva película del director David O. Russell, para la cual convocó a actores que conformaron los elencos de las exitosas y multi nominadas/premiadas “El Ganador” (The Fighter) y “El Lado Luminoso de la Vida” (Silver Linings Playbook). Estoy hablando de Christian Bale, Amy Adams, Bradley Cooper y Jennifer Lawrence. Todos actorazos que están acompañados por Jeremy Renner, quien completa el quinteto principal.
¿Por qué digo con ansia? Porque cuando se difundió el primer tráiler, su premisa y su elenco me atraparon de una (es más, el tráiler dice más que la película). Y además, porque tras su estreno comercial en los Estados Unidos, la crítica mundial comenzó a alabarla tanto -y ha recibido nada más ni nada menos que 10 nominaciones a los premios Oscar- que no cabían dudas de que era, digo “era”, una de las películas del año.
Esa sensación se me esfumó a la media hora (de las 2.18 que dura) cuando el relato (en su mayoría confuso dada la gran cantidad de información que hay que procesar en esta “gran estafa americana”) queda a la mitad de camino. Eso no significa que ciertos aspectos no estén bien logrados.
Comencemos por el principio. La historia está basada en uno de los casos o -mejor dicho- uno de los escándalos que sacudió a los Estados Unidos, la operación “ABSCAM”, llevada a cabo a finales de los 70 en la que el FBI destapó una gran trama de corrupción política que alcanzó a varios altos cargos estadounidenses.
En el centro de la misma está un brillante estafador llamado Irving Rosenfeld (un estupendo Christian Bale, panzón y con peluca) quien posee una tintorería que tapa su verdadero negocio. Flashback de por medio, sabemos cómo conoció a su astuta socia y seductora amante Sydney Prosser (gran labor de Amy Adams). La pareja es descubierta por un agente del FBI, Richie DiMaso (Bradley Cooper), quien, dado su talento para el engaño, les ofrece una especie de “arreglo” a cambio de su libertad.
El trato es ayudar al perturbado personaje de Bradley Cooper (en mi opinión no es valedero de un Oscar), a agarrar in fraganti a algunos “peces gordos” mediante una trampa que incluye un jeque árabe, unos cuántos millones y algún político que se sienta atraído por el signo dólar. La víctima que los llevará a otros políticos de turno, es Carmine Polito (Jeremy “jopo” Renner), el honesto alcalde de Nueva Jersey, quien quiere legalizar el juego y abrir varios casinos en Atlantic City.
La trama, con idas y vueltas entre sus protagonistas, peleas y celos entre las mujeres del elenco (aquí entra en juego Jennifer Lawrence con su personaje Rosalyn, la inestable esposa de Irving), desarrolla cómo el agente y los estafadores intentan alcanzar su objetivo.
Es comedia, es drama, es musical (muy buena selección de temas representativos de la época). Fluída por tan sólo por un breve tiempo, “Escándalo Americano” es un híbrido que tiene muy buenos aciertos (la recreación, el vestuario, la fotografía, la dirección y por supuesto el desempeño más de Adams y Lawrence que de Bale, Renner y Cooper) pero son más “los contra” los que la hacen una película menor disfrazada de una superproducción merecedora de cada premio para el que se la nomine.