Feminismo de barricada
Si de exploitation de venganza exacerbada se trata quizás el más infame sea Day of the Woman (1978), un film mucho más conocido bajo el título que le asignaron unilateralmente los distribuidores, I Spit on Your Grave: hablamos de un clásico de culto que en su momento funcionó como una mixtura de Amarga Pesadilla (Deliverance, 1972) y Perros de Paja (Straw Dogs, 1971), aunque realizada dentro de las limitaciones presupuestarias de The Last House on the Left (1972). Allí la fórmula narrativa prototípica del subgénero era llevada al extremo de la crudeza a través de prolongadas secuencias de violación y tortura.
Desde ya que aquella obra no era ninguna maravilla pero cumplía en su pretensión de shockear gracias a una innegable autenticidad, pocas veces alcanzada por el cine: se podría afirmar que compensaba sus deficiencias generales con un discurso feminista de barricada que pintaba muy bien la idiotez de los hombres y de paso nos ofrecía un relato austero de revancha. La remake que hoy nos ocupa es una “versión corregida” de la original, en esencia un verdadero triunfo en lo que respecta a la difícil tarea de aggiornar la propuesta y no perder de vista ese eje vinculado a un ajusticiamiento tan necesario como inexorable.
La trama mantiene todos los elementos centrales: Jennifer Hills (Sarah Butler) es una joven escritora que alquila una remota cabaña en busca de paz para escribir su novela. Dicha tranquilidad se derrumba cuando un grupo de hombres la ataca y viola, aún así logra salir viva del trance y pronto decide emparejar la situación con estos pajueranos inmundos, representantes de la hipocresía y la misoginia. Las novedades más significativas pasan por la correcta labor del elenco, una mejora en la puesta en escena del asalto, la introducción de un quinto agresor y una vuelta de tuerca a la El Juego del Miedo (Saw) llegando el final.
Nuevamente la simpleza de la historia y el escueto desarrollo de personajes son factores que están compensados por la brutalidad expresiva y un tono seco que presenta sin maquillaje coyunturas verosímiles que no pretenden contentar al público casual. Por suerte el director Steven R. Monroe y el guionista Stuart Morse esquivan los errores de Meir Zarchi, incluida la secuencia moralista de la iglesia, y permiten que cada cual maneje su estómago a gusto: es casi imposible que alguna mujer se ofenda por esto y sólo los estreñidos pueden objetar un producto eficaz que se despega del promedio contemporáneo.
Siguiendo la senda de anomalías en el terreno de las remakes como Despertar del Diablo (The Hills Have Eyes, 2006), La Venganza de la Casa del Lago (The Last House on the Left, 2009) y La Epidemia (The Crazies, 2010), la película suplanta el realismo símil documental y demasiado tosco de la primera por climas de suspenso bastante inteligentes y protagonistas repugnantemente precisos (en este contexto se hacen más patéticos los argumentos que suelen esgrimir los psicópatas para justificar sus crímenes). Escupiré sobre tu Tumba (I Spit on Your Grave, 2010) hasta se juega trocando el cuchillo por las tijeras…