Estados alterados y al borde del ataque
Si las mujeres de Almodóvar estaban al borde del ataque de nervios y tenían sus motivos (gracias a los cuales todo lo que les pasaba resultaba gracioso), las que aquí quieren ilustrar con sus deshilvanadas y embrolladas historias qué es eso que llaman amor están lejos de gozar de un estado anímico más estable y menos alterado. Al contrario: en la vida de a dos según ellas (o mejor, según la autora del film) no cabe demasiado amor, aunque la palabra se oiga a menudo, y en cambio desborda de conflictos, agresiones, choques, rupturas. desvaríos. Los motivos pueden ser los de siempre: el desgaste de la convivencia, los celos, los malentendidos o simplemente la inmadurez y la inseguridad que cada uno trae consigo. Lo grave es que este despistado y frenético cuadro (apaciguado al final sin mucha convicción) es además superficial y confuso y desecha el humor. Los actores hacen lo que pueden.