En su debut como directores, los cineastas Nick Bruno y Troy Quane presentan Espías a escondidas, la nueva comedia animada de Fox- Disney, que cuenta con las voces de Will Smith y Tom Holland.
Lance Sterling (Will Smith) es el mejor espía del mundo. En una de sus tantas misiones, las cosas no salen de acuerdo a lo planeado. El villano Killian (un temible traficante de armas) suplanta su rostro para inculparlo en el robo del arma más letal de todas, un artefacto que puede acabar con cualquier cosa (o persona) que se le cruce por el camino. Es así que este reconocido agente termina dándose a la fuga de las autoridades en procura de demostrar su inocencia y de detener a este malvado que pretende acabar con la vida de todos los agentes de seguridad de los Estados Unidos.
Claro está que las cosas no serán tan sencillas. Sterling acude inmediatamente a Walter (Tom Holland), un joven “freak” fanático de los inventos extravagantes (como bombas de glitter que recrean la figura de gatos), al cual acababa de despedir. Luego de un pequeño incidente con uno de los experimentos de este científico, el aclamado agente termina convirtiéndose en una paloma.
El hecho de que ambos personajes pertenezcan a dos mundos/estilos completamente opuestos (adulto/joven, extravagante/introvertido, aclamado/ignorado), los llevará a las situaciones más estrafalarias y bizarras. La dupla Lance-Walter es más que efectiva. Pese a que, a simple vista, tienen una relación de “amor-odio” que los hace ver incompatibles, aprenderán constantemente el uno del otro. La diferencia marcada entre ambos personajes es el punto clave para explotar al máximo el humor de la película.
Espías a escondidas es una película dirigida (principalmente) al público infantil. Nick Bruno y Troy Quane parecen tener bien en claro este punto. Es así que construyen un relato en base a simples gags, chistes sencillos como algunos un poco más elaborados, fuertes colores y detalles bien cuidados en cuanto a la animación. También tienen en cuenta colocar una banda sonora potente (que sabe explotar en momentos determinados) y escenas de acción dinámicas.
Espías a escondidas no es una película que resalte por sobre las demás animadas infantiles. Cae en la mayoría de los lugares comunes de éstas (desde sus personajes, hasta las diversas situaciones a las que se enfrentan nuestros protagonistas). El final además resulta más que previsible. Aun así, es una película que cumple con su objetivo: entretener. Y es ahí donde está su fuerte. No sólo tiene gags que atraparán a los más pequeños, sino que también le sacará múltiples carcajadas a los más grandes.