No hay lugar cómodo para el espectador convencional en Essential Killing. De hecho no hay lugar cómodo en absoluto. Paisajes áridos, secos, fríos, sirven de contexto para la fuga de un hombre sin nombre, interpretado por Vincent Gallo (una cara poco cómoda de ver), que en un comienzo, híbrido entre película bélica, drama carcelario y thriller de fuga, parece estar huyendo de la ley para terminar revelando un camino por el laberinto interno de este hombre que, como todo personaje, es la síntesis de una idea. Éste es quizás el Hombre ante toda ley natural, religiosa y espiritual. Discusiones con Dios, el retorno al origen, la madre como símbolo de redención (en quizás la escena más incómoda de todo el film), la convierten en una película de tono mítico, y a un fugitivo Afgano en una mártir.