Lauren Scott (Reese Witherspoon), analista de productos en una publicación de defensa a los derechos del consumidor, sigue soltera y con el reloj biológico puesto en su contra. Su mejor amiga Trish (Chelsea Handler) decide hacerse cargo de la situación y postea los datos de Lauren en una web de citas virtuales. Allí conocerá a Tuck (Tom Hardy), un agente de la CIA recientemente separado y padre de un niño. Pero lo que nadie imagina es que FDR (Chris Pine), su mejor amigo y compañero en las misiones más arriesgadas a lo largo y ancho del mundo, también conocerá a Lauren por casualidad y se enamorará perdidamente de ella.
Juntos son la mejor arma con la que cuenta la central de inteligencia norteamericana, pero enfrentados luchando por el amor de la misma mujer llegarán a convertirse en el peor enemigo que hayan tenido.
Pine en su faceta demasiado canchera no llega a divertir ni por un segundo, convirtiendo a Hardy en la opción ideal para una deslucida Witherspoon y en la única sorpresa y novedad que presenta los cien minutos de “This means war”.
El realizador McG trata de recuperar algo del esteticismo y la fotografía de su saga de “Los ángeles de Charlie”, pero sólo logra traer de regreso las escenas de acción al borde del ridículo. Por los menos nos deja felices algunos segundos con un nuevo y extensísimo plano secuencia, peculiar detalle que al igual que el director Joe Wright maneja con coreografiada perfección.